15 de mayo, San Isidro Labrador. Patrón de Madrid; de los campesinos (que son aquellos que viven y trabajan en el campo, no lo olvidemos); y, como no, de los urbanitas que plantan tomates en sus balcones.
Madrid se viste de fiesta. Y, a pesar de esos lamparones que manchan el traje de fiesta de toda gran ciudad, hay que celebrarlo.
Este año, como novedad, durante las fiestas se celebrarán en el Parque del Retiro aquellas naumaquias que tanto gustaban los nobles de celebrar cuando el Retiro estaba ahí para uso y disfrute de los tocados por la gracia de Dios, y no de los tocados por la desgracia de la pobreza. Ahora todo el pueblo podrá verlas... bueno, todo el que llegue pronto y coja sitio, que populacho somos muchos, y el Retiro no es elástico.
Recupero, a modo de celebración, una entrada que en su día, cuando era un castizo diablillo, publiqué en Pandemónium, en la que nuestro patrón aparece por cortesía de los poderes de la villanía.
Feliz San Isidro a todos los villanos de esta nuestra Muy Noble y Muy Leal Villa y Corte de Madrid.
La gallina de los parques de oro
publicado originalmente el 15 de septiembre de 2006 en Pandemónium
Estaba ayer sentado en un banco en el Retiro, en busca y captura de dos o tres almas descarriadas que me permitiesen alcanzar los objetivos fijados por el jefe para este mes (mucho me temo que no voy a llegar, me espera una buena bronca del jefe, y la última que me echó provocó la destrucción de Pompeya... con eso lo digo todo) cuando me dije a mí mismo: "y este pequeño paraiso que es el Retiro, ¿de dónde demonios habrá salido?"
Se lo pregunté a un madroño de los que crecen por allí pero no quiso contestarme, "pregúntale al puto oso", me dijo. Intenté buscar a un oso pero lo más parecido que encontré fue un tío de Albacete que tenía pelos hasta en las yemas de los dedos. Nada. Así que decidí invocar al Santo Isidro, que ese nunca falla.
- ¡La madre que te parió, diablillo de los huevos!.
- ¿Qué pasa?
- Me acabas de joder unas 31 de mano y con San Pedro de postre... con las ganas que le tengo.
- Espera - miré con el ojo del oraculo, que es el ojo con el que los demonios vemos lo que pudo ser y no fue - mmmm.... pues que sepas que San Pedro tenía la real.
- No jodas.
- Como te digo. Te hubiese dado por todas partes.
- ¡Qué cabrón!... Bueno, ¿qué coño quieres ahora, diablillo?
- ¿Tú sabes cual fue el origen de todo esto, Isidro?.
- ¿Del mundo?.
- No, coño, eso ya lo sabemos todos allí arriba y allá abajo, los que no los saben son los de aquí. Me refiero al origen de este jardín.
- Ah... si.... ¡la gallina!.
- Isidro
- ¿Qué?
- ¿Has bebido?.
- No.
- No te he preguntado que fue primero, si el huevo o la gallina.
- Ya lo sé.
- Has bebido
- Que no, coño, que el origen del Retiro fue una gallina, o más concretamente su muerte.
- ¿Qué me dices?... Cuéntame.
- Todo esto que ves aquí es una pequeña parte de lo que antaño fueron los jardines del Palacio del Buen Retiro, del que actualmente sólo quedan en pie El Casón del Buen Retiro y lo que hoy es el Museo del Ejercito, que era una de las alas principales del Palacio... ¿Tienes un pitillo?.
- Bisonte.
- Vale, un chepas. - Isidro se encendió el cigarrillo con un dedo - Bueno, pues resulta que las tierras que estaban junto al palacio eran del Conde Duque de Olivares. Unas tierras ricas en caza. Pero al Conde Duque, lejos de practicar la caza, que era lo que hacían los machotes en aquellos tiempos, lo que le gustaba era cuidar aves.
- ¿Aves?.
- Sí, aves.
- ¿De corral?
- De todo tipo, pero sí, efectivamente, sobre todo tenía predilección por las aves de corral, las gallinas, y más concretamente por una a la que él llamaba Doña Ana.
- ¡Amos no me jodas!
- ¡Te lo juro!.
- Hay gente pa'to
- Ya te digo. Bueno, pues resulta que un día se le murió la gallina Doña Ana y el Conde Duque perdió todo interés por aquellas tierras. Su pena era demasiado grande como para visitar unas tierras que le traía tan gratos recuerdos de sus tardes junto a la gallina Doña Ana.
- Que romántico.
- Bueno, sí, supongo. El caso es que deprimido por la muerte de la gallina Doña Ana el Conde Duque decidió regalarle las tierras al rey para que en ellas se construyesen los jardines del nuevo palacio.
- Que cosas.
- Como bien dices hay gente pa'to. Y eso es todo, si no te importa tengo que irme, que he quedado con San Pablo para jugar al tute.
- Suerte
- Gracias.
Gran tipo este Isidro. Sí señor, un gran tipo.
Y así es, amigos lectores, como nació lo que hoy es el Parque del Retiro de Madrid... o no... quién sabe, tal vez sólo sea una leyenda... o tal vez hoy estaba aburrido y me ha dado por hacer famosa a una gallina.