viernes, 2 de febrero de 2007

¡No hay dolor!


Justifico 48 horas de reposo domiciliario desde la fecha abajo indicada.


Eso es lo que pone en el papel que me dio ayer el médico. Dos días de reposo. Hoy es mi segundo día. Ayer me lo pasé pensando en cómo sería el día de hoy, y hoy me lo pasaré pensando en cómo fue el día de ayer.


Y todo por culpa de una lumbalgia.


Una lumbalgia es algo que hace que cuando suena el despertador a las siete de la mañana para irte a trabajar una especie de fuerza cósmica tira de tí hacia el colchón e impide que te puedas levantar. No hay fuerza humana o sobrehumana que consiga sacarte de la cama. No puedes ir al trabajo.


Una lumbalgia es, por tanto, un sueño hecho realidad. Al menos hasta que decides que es el momento de perrear fuera de la cama. Hasta que te cansas de estar tirado entre las sábanas. En ese momento el sueño se convierte en pesadilla.


Dicen que los tíos somos muy quejicas. Que no soportamos el dolor. Que teníamos que aprender de las mujeres. Que si los hombres tenemos dos cojones las mujeres tienen dos, "o varios".


De estos dos días de reposo he sacado varias conclusiones. A saber:


Que a mi centro de recepción de dolor le importan los dos cojones que dicen tienen las mujeres con respecto al dolor las opiniones de los demás sobre la tolerancia al dolor de los hombres y las mujeres.

Que si la televisión es basura, la televisión por la mañana es el contenedor de la basura.


Que cuanto más duele más pequeñas las pastillas.


Que quejarse es bueno. El que no se queja no llora y, en consecuencia, no mama.


Que a un enfermo de lumbalgia no lo mueve mientras duerme ni el mayor de los sueños eróticos. La cama de un enfermo de lumbargia queda tan poco removida que si el sargento pasa revista de camas se piensa que está hecha.


Que deberían inventar calcetines que se puedan, y no me pregunteis cómo, introducir por las rodillas.


Que tres cuartos de los mismo con los calzoncillos.


Que escribir en un blog puede llegar a ser doloroso.


Nada más, tan sólo decir que me duele mucho... ¡Qué dolor!... me duele tanto... ¡Dios!... ¿cuánto dolor puede llegar a soportar un náufrago en una palangana?.... Lunes, tío gafe, ¿cuándo vas a abandonar de una puta vez la isla?.

4 mensajes en la botella:

Trasto dijo...

Hasta que no se invente una máquina de medir el dolor será imposible saber si los hombres (o los náufragos) exagerais o no...
Porque lo habitual es que a cada uno le duela más lo suyo que lo de otro. Eso es lo normal. Aunque hay excepciones, claro.

Va, besos, cúrate esa lumbargia y cuidadín con las pastillitas pequeñas...
¿Te traigo leche con ibuprofeno? ;D

PD: Ya lo dijo, Enrique Santos Discépolo en su "Cambalache"

¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no roba es un "gil"!
¡Dale nomás! ¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
"se vamo" a encontrar!

¡A llorar se ha dicho!

Lena dijo...

Pues sólo me queda desearte que te mejores....Creo que soy de las personas que menos toleran el dolor, asi que me solidarizo contigo.
Un besin,
Lena.

Anónimo dijo...

Conio!!...toda la vida diciendo lumbalgia, y ahora resulta que se llama lumbargia (claro, claro, de la zona lumbar...que ya te veo venir con las explicaciones, y con eso de "ya sabía yo que alguna listilla me iba a corregir"...pues mira, te lo ahorro :).
Venga..va...de buen rollito...
¡¡SEÑOR, NO HAY DOLOR,SEÑOR!!
PD: Qué mala es la edad!!
Joé, había dicho de buen rollito...no?...Vaaa...
Beeesos...

Carlos Añejo dijo...

¡Mierda, lo sabía!... tenía que haber dicho lumbago.

Corregido. Gracias Crazy.

Y gracias también a Trasto y a Lena por su interes.

Y al Jero por las pastis "pa'l" dolor que me pasó el otro día en el "polígano".

Gracias a todos.