lunes, 28 de mayo de 2012
La vida a cara o cruz
Era una moneda con dos caras. No una falsa moneda. Defecto de fabricación. Una broma del destino.
Se la dio el charcutero, en el cambio de cuarto y mitad de chóped. Le había mandado su madre, mientras ella llenaba el carro en la frutería. Y se la guardó en el bolsillo sin decir nada.
Fue la última vez que tomó una decisión por sí mismo. A partir de ese día, utilizó su moneda con dos caras. Y siempre elegía cruz. No me pregunten por qué, supongo que es lo que tiene sentirse un perdedor. Tal vez lo era. O tal vez es lo que quería ser.
Ayer recogieron su cuerpo del suelo. Sin vida. Destrozado por doce pisos de caída libre. Acababa de cumplir los cuarenta. Y había decidido que si salía cara, saltaba.
jueves, 17 de mayo de 2012
jueves, 3 de mayo de 2012
El abismo bajo tus pies
Llevamos unos años, tres o cuatro, caminando por el Caminito del Rey; sorteando agujeros; haciendo equilibrios; con la extraña y angustiosa sensación de que el suelo se va a derrumbar bajo nuestros pies.
Pero eso, parece, que no era nada, un lujo de camino. Y ahora la cosa se complica. Y nos ponen de golpe, a empujones, y sin arnés, sobre el sendero que asciende al monte Huá Sha, una de las cinco montañas sagradas de China, que para algo los chinos son expertos en esto de pasarlas canutas.
Y al final, me temo, vamos a caer, como cayó del Eiger el malogrado Toni Kurz, que luchó, y luchó, y luchó, pero al final no pudo más o, como él dijo antes de morir, Ich kann nicht mehr.
Pero bueno, no nos pongamos dramáticos, y pensemos que siempre habrá un paracaídas a mano con el que descender suavemente nuestro Eiger particular.
Eso sí, hace falta, además de la ayuda del paracaídas, pericia. Y, por qué no decirlo, suerte. Aunque sólo sea un poco.
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