martes, 24 de marzo de 2009

No me deis (con) la vara


publicado originalmente el 15 de marzo de 2005 en Pandemónium



¿Os habéis parado a pensar alguna vez lo dura que puede llegar a ser la vida de un olivo?

Imaginaros, por un momento, que a vosotros, insignificantes humanos, os creciesen olivas en la cabeza, de las que tienen hueso y no llevan una anchoíta dentro.

Imaginaros, por un momento, que una mañana, al salir el sol, apareciese por el horizonte un carro cargado de recios olivos; cada uno de ellos armado con una larga, dura y afilada vara; todos cantando al unísono no madrugaría tantooooo si el sol fuera jornalerooooo.

Imaginaros, por un momento, que esos olivos empiezan a daros de varazos hasta que soltéis todas las olivas que tan celosamente habéis estado guardando en vuestra cabeza, sobre el tupé.

Imaginaros, por un momento, que, tras apalearos cruelmente, esos recios olivos se suben al carro y se vuelven por donde han venido sin pedir si quiera disculpas por su tropelía, mientras cantan al unísono ya se está poniendo el sol, ya se debiera haber puesto, que para el jornal que ganamos, no es menester tanto tiempo...

Y digo yo: ¿alguien se ha molestado en pedirle al olivo cortésmente sus olivas?.... No, ¿verdad?. .. Nadie lo ha hecho porque le tomarían por loco, pero por intentarlo un día no perdemos nada y los olivos ganan mucho... vamos, digo yo.

También es cierto que lo del girasol es peor, que a ese directamente le cortan la cabeza.

Pero esa es otra causa perdida que ya abordaré otro día.

martes, 17 de marzo de 2009

La vida, 2.0

Se fue del despacho dando un portazo que, sin lugar a dudas, y antes de que terminase la jornada, le costaría una fuerte reprimenda por parte de su jefe. Aunque, como a su amado jefe le gustaba decir cuando se pasaba con el vino en las insulsas comidas del autoservicio, le sudaba la polla.

Por el camino, en el pasillo gris que unía la zona noble con el departamento de desarrollo, tropezó con alguien que portaba un café caliente en sus frías manos. Medio café terminó en el suelo. No hubo disculpas. Tampoco se exigieron. 

Se sentó en su mesa. Cogió un lápiz. Uno de esos lápices corporativos de color negro, con una pequeña goma en un extremo y el logo de la empresa grabado a fuego en el centro.

Autodestructivo – dijo para sus adentros - que es demasiado autodestructivo dice.

Miro la goma fijamente mientras entornaba pensativo los ojos.

Tantos putos años de trabajo, tantas putas pruebas, tantas putas noches sin dormir… para que ahora me diga el tío gilipollas que es demasiado autodestructivo. 

Puso sus manos sobre el teclado, y respiro hondo.

Muy bien. Ellos pagan, ellos mandan. Nada de autodestrucción.

Comenzó a teclear frenéticamente.

Y desde ese preciso momento Mick Jagger dejo de ser un Rolling Stone para convertirse en un jubilado de barriga prominente cuya única satisfacción es pasar las horas muertas viendo en el televisor sus programas favoritos, los concursos de preguntas y respuestas, en los que, dicho sea de paso, nunca se pregunta quien pintó los girasoles porque ese cuadro nunca existió, nunca fue pintado por un tal van Gogh, un holandés del que no se tiene constancia se cortase una oreja, aunque si se sabe que sufrió, en una calida tarde de mayo, un ataque de ansiedad al no cuadrarle el balance del banco en el que trabajaba, cinco siglos después de que Jorge Manrique muriese en brazos de su padre, a la envidiable edad de 73 años, y apenas un siglo antes de que Kubrick abandonase su trabajo de fotógrafo en la revista Look para ponerse a trabajar en la funeraria de su tío Martin.

A tomar por culo. 

Así son las cosas ahora.

Y en cuanto a ti y a mí, mi querido lector, mucho me temo que ahora no somos más que dos pobres analfabetos. Tú no sabes leer. Yo no sé escribir.





jueves, 12 de marzo de 2009

Elastic Band



Dos años y medio desde que nació Diario de un náfrago en una palangana y Kilroy, tal y como reza el pie de blog, que no se ha dignado todavía a pasarse por aquí. Ni la visita del médico, macho.

Y llega la Elastic Band, saca un disco, y... Joder, ahí lo tienes.



Kilroy estuvo allí


Y hecho un chaval, que parece que el tiempo no pasa por él. De hecho, lejos de perder el pelo, lo gana. Menuda melena me luce el colega.

Debe ser que abandonar la carrera militar y volverse un greñas le sienta bien, porque al tío se le ve más relajado en la portada del disco (que, por cierto, se vende en vinilo, y con el vinilo te regalan el CD) que en todos los muros de la Segunda Guerra Mundial juntos.

Os dejo con un vídeo de la Elastic Band que, dicho sea de paso, ha sido censurado en la mayoría de las televisiones. O al menos, eso dicen.

¡Kilroy, coño, pásate por aquí un día!




domingo, 8 de marzo de 2009

Grandes frases de la historia del cine (V)



"Hay dos cosas en este mundo en las que no confío cuando son inalambricas: los teléfonos, y las marionetas"

El Señor Lagarto, en Un rockero de pelotas.




bonus track para beatlemaniacos: Pete Best se marca un cameo en esta película en la que, casualidades de la vida, se cuenta la historia de un baterísta que es expulsado de su grupo justo antes de que éste consiga el éxito y llegue a lo más alto.



martes, 3 de marzo de 2009

Marta no es una punk


Hace poco, un mes más o menos, hice un curso de Técnicas de Comunicación. Algunos ya sabéis de que os hablo. Es un curso que gustan de dar en las empresas. Pero yo no lo hice por la santa empresa que me da la mortadela con aceitunas. Lo hice por mi cuenta. Invitado por una amiga (a la que aprovecho para mandar un beso, que sé de buena tinta que ya se ha convertido en lectora habitual de este blog). Y encima un viernes por la tarde, y un sábado por la mañana, y con una cena con los amigachos de por medio.

Sí, lo sé, la cosa tiene mérito. Pero lo cierto es que me hablaron muy bien del curso y de la persona que lo impartía. Una eminencia en estos temas. Y había que hacerlo, aunque fuese con resaca.

Además, ¡qué cojones... me hacía falta, que yo me explico de puta pena!

Vale... tranquilo... silencio... Recuerda: el silencio es tan importante como la palabra.

Hoy, para lo que quiero contar en esta entrada, este curso no me vale para nada. No hay técnica que consiga que pueda comunicar lo que quiero comunicar. Tan sólo decir que, aunque tiene pelo como para cresta y media (y a Dios pongo por testigo que en cuanto los padres bajen la guardia se la voy a hacer) Marta no es una punk.

¡Qué tío más grande soy!... me comunique o no.