jueves, 29 de octubre de 2015

Os voy a dar carrete


Los dos o tres lectores que me han quedado tras esta larga y tendida pausa bloguera se estarán preguntando qué demonios he estado haciendo durante estos dos años y medio.

Fácil: dormir, beber, comer, engordar, dejarme más barba todavía, y disfrutar de una de mis más recientes aficiones. La colección, uso, y disfrute, de cámaras analógicas.

Cámaras frigoríficas, no, sordo. Cámaras fotográficas.

Las frigoríficas las uso y disfruto, sobre todo las de los bares, pero no las colecciono.

Todavía.

Analógicas quiere decir que utilizan carrete, que es eso que le metíamos a las cámaras cuando nos íbamos de vacaciones y volvíamos con no más de de 50 fotos que enseñar. 

Ahora volvemos con no menos de mil. Y no los enseñamos porque nadie las quiere ver. O porque enseñarlas conlleva el riesgo de que el tiro nos salga por la culata y, a cambio, tengamos nosotros que ver después las suyas

Hay gente que se ha ido a pasar una tarde a Albacete y ha vuelto con 3.654 fotos en la cámara digital. Eso sin contar las 8.635 que han hecho con el móvil.

Que no es por criticar, pero yo creo que Albacete no da para más de 50 fotos. Y eso si tienes activada la opción de ráfaga.

Así que, sientiéndolo mucho por aquellos que piensan que aguantar las aficiones ajenas es un coñazo, en breve abriremos nueva sección den Diario de un náufrago en una palangana. Retrocams sería un buen nombre si no fuese porque lo de ‘retro’ ya empieza a escocer.

Se aceptan sugerencias.

domingo, 25 de octubre de 2015

Tempus fugit



Tom Hanks se pasó 4 años solo, en una isla, mirando un reloj y hablando con una pelota.

Al Doctor Livingstone lo encontraron después de 5 años sin tener noticias suyas. Al tío le dio por dar un paseíllo por la indómita África. Supongo.

El conde de Montecristo pasó 18 años injustamente encarcelado en el Castillo de If, los mismos que estuvo Ben Kenobi observando al joven Luke, escondido en unas áridas montañas, con la única compañía de unos enanos encapuchados, y unos tíos con colmillos en los mofletes y menos conversación que una piedra pómez.

El  monasterio de El Escorial tardó 21 años en ser construido, y Robinson Crusoe se pasó 28 años perdido en una isla remota en las costas de América, cerca de la desembocadura del río Orinoco.

Moisés estuvo 40 años vagando por el desierto, que son 13 años menos de los que llevan los Stones sacando la lengua.

La Sagrada Familia de Barcelona lleva más de 130 años “under construction”, más o menos lo que llevan los hijos de un tal Casimiro Mahou refrescando las gargantas de los madrileños.

Unos 150 años lleva Heraclio Fournier poniendo a la puta de oros en manos de universitarios, soldados, jubilados, y demás gente de mal vivir.

Aunque todos estos datos se quedan en nada teniendo en cuenta que se estima que la edad del universo es de unos 150.000 millones de años. Millón arriba, millón abajo.

Así que, después de todo, no parece que 2 años, 6 meses, y 25 días sea mucho tiempo. ¿No?