jueves, 27 de diciembre de 2007

Qué vida menos perra

Tengo móvil nuevo. Este no es herencia de mi hermano, este lo he sacado con los puntos que he ido guardando poco a poco, como una hormiguita.

Como una hormiguita... Nunca me ha gustado esta frase. Y no me gusta porque no sólo se utiliza como metáfora, también tiene una parte de admiración. Siempre se dice “como una hormiguita” en un contexto positivo. Nunca oiréis a nadie decir “como una puta hormiguita”, o “mira la mierda la hormiguita”. No, lo de como una hormiguita se utiliza siempre en el buen sentido de la palabra. La hormiguita es organizada, es incansable, trabajadora, obediente, no es egoísta, lo que hace lo hace por el bien de la comunidad, nunca por el bien propio. Perfecto, todo esto está muy bien, pero... ¿dónde está el mérito?

No lo busquéis. No lo tiene.

Lo que la hormiguita hace lo hace porque lo lleva en los genes. No pone nada de su parte, ya lo pusieron (como hormiguitas) sus padres, y antes que sus padres los padres de sus padres, y así hasta el inicio de los tiempos.

Lo nuestro si que tiene mérito, que siendo mamíferos, vertebrados, implumes y todo eso nos pasamos todo el puto día actuando como hormiguitas. Madrugamos para ir a trabajar. Nos comemos el atasco diario o nos metemos en sitios donde ni los borregos viajarían. Trabajamos 8 horas (en el mejor de los casos). Llegamos a casa tarde y cansados. Dormimos unas pocas horas. Y vuelta a empezar. Día tras día. Y encima tenemos que aguantarnos los unos a los otros.

Fijaros en vuestro perro, o en vuestro gato. Mamíferos, vertebrados, e implumes como nosotros. Todo el santo día tumbados. ¿Y el león (otro primo hermano nuestro), qué me decís del león?... Ese si que sabe. Todo el día tumbado, sólo se levanta para comer, que ni siquiera tiene que cazar, que ya lo hacen las hembras por él.

Y el guepardo.

Y el puma.

Y el pavo real.

Perdón, este último no (malditas asociaciones de ideas).

Somos el hazmerreír de la mamifeidad. Pringaos, nos grita la hiena mientras se descojona.

Pero bueno, que yo venía aquí a hablar de mi móvil.

No tiene muchas polladas. No tiene bluetooth. No tiene mp3. No tiene 3G. Pero tiene cámara.

Todavía no lo controlo bien, por eso cuando esta mañana ha sonado la alarma (yo utilizo el móvil de despertador, además del propio despertador, la radio, el microondas, la cafetera y el cepillo de dientes eléctrico... soy una marmota, que es un mamífero, vertebrado e implume que se pasa el día durmiendo... un nuevo ejemplo)... por dónde iba... cuando esta mañana ha sonado la alarma en lugar de apagarla he pulsado el botón equivocado y me he hecho una foto sin darme cuenta. Os la pongo para que me veáis en el momento justo en el que abandono el maravilloso mundo de los sueños.



Veis lo que os decía. Debería estar prohibido por las leyes humanas, las divinas, y las de los mamíferos que el hombre madrugase tanto.

Ponle un despertador a un león para que se levante cuando todavía es noche cerrada. Se tragará el despertador de un bocado y seguirá durmiendo. Y cuando el sol del mediodía le despierte con su calidez, el león se atusará la melena, te buscará, y te arrancará los huevos de un zarpazo. Por despertarle a las 6 de la mañana.

Y mientras te los arranca la hiena que sigue descojonándose de ti. Por pringao.

Y por eunuco.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Tres cosas tiene la vida



- Mamá, nunca nos toca nada.


- Es verdad, hijo. Y encima no tenemos salud.


- ¿Cuándo va a venir papá con las medicinas?.


- Papá no fue por medicinas, hijo... se fue por tabaco.




Feliz Navidad

Arbol de Navidad Pac-Man en AZCA (Madrid).
Foto bajo licencia CC de Capitrueno

jueves, 20 de diciembre de 2007

El Mensaje de Arecibo


El mensaje de Arecibo es un mensaje enviado en 1974 hacia el cúmulo de estrellas de M13, en la Constelación de Hércules, desde el radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico), y diseñado por Carl Sagan, entre otros. La transmisión del mensaje duró 2 minutos y 49 segundos, que es mucho menos de lo que tarda una mujer en describir el color de su blusa nueva, la que se compró ayer en las rebajas (perdonen el machismo).

La longitud del mensaje, 1679 bits, viene determinada porque es un producto de dos números primos y, por consiguiente, sólo se puede descomponer en 23 filas y 73 columnas, o viceversa.

Para ser legible, es decir, para que sea un mensaje coherente, los datos deben ser organizados en forma de cuadrícula de 23x73. De esta manera aparecerá el mensaje que tenemos a la derecha (coloreado con unos rotulas para facilitar su lectura).

El mensaje está dividido en siete secciones. En la primera sección se muestran los números del 1 al 10 (no olvidemos que la información en este mensaje se muestra siempre en binario). Si el extraterrestre que lea este mensaje es medianamente inteligente sacará la conclusión de que tenemos 10 dedos y que, por consiguiente, seremos capaces de tocar al piano bellas y complejas melodías.

En la segunda sección encontramos los números atómicos de los elementos que componen el ADN y, por consiguiente, la vida orgánica: Hidrógeno, Carbono, Nitrógeno, Oxígeno, y Fósforo. Yo, personalmente, hubiese puesto también el Oro. De esta manera avisariamos a los receptores del mensaje de que somos unos seres codiciosos. A mi parecer, es importante saberlo.

La tercera sección contiene las fórmulas químicas de las doce moléculas que estructuran los nucleótidos del ADN humano. Sólo de pensar en escribir sus nombres ya me duele la cabeza.

En la cuarta sección se muestra una representación gráfica de la doble hélice del ADN. La barra central indica el número de nucleótidos que existen en un cromosoma humano. Ahí es nada.

La quinta sección contiene, en su parte central, una representación básica de una personita humana. El día en el que los extraterrestres hagan una parada en nuestro planeta para echar una meada en un baño público se darán cuenta de que decidimos representar a un hombre, ya que si hubiesemos querido representar a una mujer la hubiesemos puesto con falda. En la parte izquierda se informa de la altura media del ser humano, 176,4 centímetros, y la derecha la población en el momento de enviar el mensaje, aproximadamente 4 millones de bípedos implumes. Ponlos en fila.

La sexta sección contiene un mapa del sistema solar. La Tierra esta desplazada para indicar que es nuestro hogar, dulce hogar. Nótese que se incluye Plutón, y es que en 1974 Plutón era un planeta, no como ahora, que al pobre lo han sacado de la primera división. Quiero aprovechar esta oportunidad que me brindo a mi mismo para lanzar un ¡Freedom for Plutón! hacia las estrellas.

Y por último, la séptima sección contiene una representación gráfica del telescopio de Arecibo, así como su diámetro, (306,18 metros). Ponlo en tu terraza si tienes bemoles.



El radiotelescopio de Arecibo, lugar desde donde se mandó el mensaje.


Veintisiete años después, en el 2001, apareció dibujada en unos campos de trigo junto al Observatorio metereológico de Chilbolton, la tan esperada respuesta.



El radiotelescopio de Chilbolton, y al fondo la respuesta.



Un estudio detallado de este mensaje indica que es más falso que el Judas aquel. Si se fijan en la representación del marcianito que aparece en el mensaje se darán cuenta de que ha sido tomada del videojuego Space Invaders, un videojuego 100% humano. Además, todo el mundo sabe que los extraterrestres son alérgicos al trigo. Su contacto les provoca urticaria, caries, y caspa.


El mensaje respuesta de Chilboltón.


Solución al pasatiempo del 15 de diciembre.



Si se observa detenidamente el post del 15 de diciembre se podrá apreciar que hay una serie de unos y ceros (les dejo unos minutos para que vayan al post anterior y los busquen).

¿Ya?... Bien, pues ese es el mensaje de Arecibo, y si se sigue observando detenidamente en esa serie de unos y ceros hay unos cuantos, exactamente 27, que está escritos en un color distinto al color del resto (les dejo otros minutos más para que se percaten de esta situación, pero sean breves, por favor).

Bien, pues esos 27 unos y ceros se corresponden con la línea 10 del mensaje de Arecibo, que es la última del dibujo morado, y que es la que representa al fósforo.


Nuestro náufrago tiene falta de fósforo.

Y como no hay ganador (aunque quiero dar las gracias a todos los que han participado, en especial a tootels, que el tío se lo ha currado) me quedo la camiseta, el libro, y el paseillo a hombros.


fuente principal (de vitaminas) : wikipedia.

martes, 18 de diciembre de 2007

Gritos en el pasillo

Dije que daría la solución al criptograma en este post, pero he decidido que no, que la voy a dar en el siguiente, que se publicará el jueves a las 22:00 horas, hora de Puerto Rico.

Y mientras espero que alguien dé con la solución me voy a poner Gritos en el pasillo, una peli de terror hecha con cacahuetes.

No, no es que la película la haya financiado el dueño de los conguitos; o que en el catering del rodaje sólo se tomase crema de cacahuete; ni tan siquiera que el metraje de la película se haya revelado con un ácido creado a partir del aceite de cacahuete... es simplemente que la película está hecha con cacahuetes... que los actores son cacahuetes, vamos.



Para los lectores más incrédulos aquí está la web del proyecto.

Esto de utilizar cacahuetes en lugar de actores tiene sus ventajas. Por un lado no se tiene constancia de que ningún cacahuete vaya sobreactuando por las manifestaciones. Ni de ninguno que se pasee por las televisiones dándoselas de intelectual e intentando sentar cátedra en cosas de las que no tiene ni puta idea. Tampoco se conoce el caso de ningún cacahuete que haya acabado con todos los canapés en ninguna fiesta o acto cultural.

Aunque también tiene sus peros, claro. No me imagino yo una peli porno con cacahuetes. Bueno, si me la imagino, pero como que no me pone mucho... aunque... esa cacahuete que ahora mismo me estoy imaginando... está de buen ver, y de mejor comer, la verdad... pero no, no le veo yo futuro. Una hecho con pepinos sí, pero con cacahuetes ni de coña.

Por otro lado habría películas que sería imposible rodar con cacahuetes. Por ejemplo el remake de El planeta de los simios. Inevitablemente, a mitad de película se convertiría en un remake de Apocalypse Canibal.

Tampoco se podría hacer una de romanos. El cacahuete no llegó a Europa hasta después del descubrimiento de América.

Pero que yo le veo más pros que contras si que lo tengo claro, y voto sí al actor maní.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Pasatiempos palanganeros: el criptograma

Sea un náufrago, con barba de 3 meses, un 45 de pie, solitario, amante de los paréntesis y de los puntos suspensivos, y al que llamaremos X para respetar su anonimato, que se levanta un día con el dedo meñique de la mano izquierda dormido, rígido... más bien muerto. Esta situación se repite a lo largo de sucesivos días, pero nuestro náufrago X no le da importancia ya que el dedo meñique se despierta tras la ingesta del café mañanero y el acto de aseo personal temprano. Hasta que un día se encuentra con que es el meñique de la mano derecha el que aparece dormido cuando su dueño se despierta. En ese momento la cosa comienza a ser molesta para X, porque tomar el café de la mañana como la señora marquesa británica se toma el té de las cinco pues como que no le hace mucha gracia a un náufrago sencillo y campechano como es nuestro señor X.

Decide comentárselo a una amiga que, además de encantadora y hermosa, es sabia y sabe mucho de la vida, incluida la vida de los meñiques.

Y esta amiga le dice que eso va a ser falta de 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 1 0 0 0 1 0 0 0 1 0 0 0 1 0 0 1 0 1 1 0 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 0 1 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 1 1 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 1 0 0 0 0 1 1 0 1 0 0 0 1 1 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 1 0 1 0 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 1 1 0 0 0 1 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 1 0 1 0 0 0 0 1 1 0 0 0 1 1 1 0 0 1 1 0 1 0 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 1 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 1 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 1 1 1 0 1 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0 1 1 1 0 1 0 0 1 0 1 1 0 1 1 0 0 0 0 0 0 1 0 0 1 1 1 0 0 1 0 0 1 1 1 1 1 1 1 0 1 1 1 0 0 0 0 1 1 1 0 0 0 0 0 1 1 0 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 1 1 1 0 1 1 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 1 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 0 1 0 1 0 0 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1 0 0 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 1 0 0 0 0 0 1 1 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 1 1 0 0 0 0 1 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 1 0 0 1 0 0 0 1 0 0 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 1 0 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 1 0 0 1 1 1 1 1 0 1 0 0 1 1 1 1 0 0 0.

¿De qué tiene falta nuestro náufrago?.

La solución en el próximo post.

A nuestro ganador, al primero que acierte, Clandestino le enviará una camiseta con el texto "Yo acerté el criptoleches del náufrago", Mariano Zurdo una copia dedicada de su nueva novela "El Código Meñique", y Estilografic le llevará en hombros al Cortylandia.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Lunes no vuelve a casa por Navidad


Antes de reabrir el blog le dejé a mi nativo un mensaje en el contestador: "Lunes, que el 7 de diciembre abrimos así que mueve el puto culo y preséntate que ya estás tardando". De vez en cuando un poco de autoridad con los nativos no viene mal. Robinsón Crusoe empezó a tener problemas con Viernes el día en el que le dijo, "pero hombre, no me llames de usted, que me haces mayor".

"Se me ha subido a las barbas", me dijo Robinsón en la última botella que me mandó, "ahora me sale con que quiere que le dé de alta en la seguridad social".

"Eso te pasa por gilipollas", le contesté yo. Aunque me consta que mi botella no le ha llegado. La pillo una corriente del golfo (el golfo es un náufrago que tiene corriente con banda ancha y tarifa plana y que tiene acaparadas todas las líneas, el tío cabrón) y le terminó llegando a Chavez el día que perdió el referéndum ese famoso, justo cuando le daban los resultados. Ahora anda el tío por los mítines diciendo que si no le pido disculpas va a destruir todas las copias del Sims 2. Náufragos que lleguen a su país. A mí como si se la pica un pollo. Ni yo salgo en ese juego, ni el mensaje era para él.


Al mono de abajo le conozco yo. Trabajamos juntos en el Monkey Island



Bueno, que se me va el santo al cielo. El caso es que Lunes ni se presentó en el blog ni me devolvió la llamada, así que decidí insistir un poco y volverle a llamar unas cuantas veces. A la trigésimo cuarta llamada, que es el límite entre insistir un poco e insistir, me cogió el teléfono.

Me dijo que no va a volver, que ha encontrado un trabajo mejor: Actor de pogüerpoins.

- ¿Actor de qué? – le dije mientras me cambiaba el auricular de oreja.
- De pogüerpoins, ya sabes, las presentaciones esas que te mandan los amigos a tu dirección de correo del trabajo.
- Ya sé lo que es un pogüerpoin, pero no entiendo que coño puedes hacer tu trabajando en eso.
- ¿Estás con el manos libres?.
- Sí, te está leyendo todo el mundo.
- Vale, pues quítaselo
- Ya está, dime.
-
- ¡No jodas!.
-
- Ya, ya... si ahora que lo dices te he visto en uno que me ha llegado hoy.
-
- No, el de la rubia y el burro.
-
- Ya,ya... la verdad es que se nota que hay talento, el burro lo borda, pero es que a mí esas cosas como que...
-
- Sí, es verdad, es impresionante. Y la del burro también.
-
- No, no me mandes nada. Oye, que te tengo que dejar, y que... bueno, que me alegro por ti, y que no hace falta que vengas, que voy a buscar a otro nativo para cubrir tu puesto... bueno, mejor a una nativa. Un abraz... digo, que te vaya bien en el mundo de la pogüerfarándula.
-
- Vale, de tu parte. Adiós


Dos cositas, queridos lectores: primero, saludos de parte de Lunes; y segundo, Se busca nativa para trabajar en el apasionante mundo de los blogs. Razón aquí.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Primer

Hoy, que por la mañana ha salido el sol, y que tú no estás, voy a contar la razón porque me fui, porque me fui.

Todo comenzó un 22 de setiembre. Sábado. Había salido a tomar unas cervezas con los amigos pero justo en el momento en el que me las estaba tomando me di cuenta de que en realidad no me apetecía salir a tomar unas cervezas, así que, previo paso por el baño para dejar esas cervezas que nunca me debían haber pertenecido, regresé a casa.

Como tampoco me apetecía meterme en la cama, al menos no para dormir, decidí ponerme una peli. De una larga lista de películas pendientes de ver Primer fue la elegida. Hay que decir en honor a la verdad que no tiene ningún mérito por su parte ser la elegida. Con ese título, en una lista, se juega con ventaja.



Sí, al director se le cruzaron los cables.



Cuando terminó la película me quedé totalmente ojiplático: no había entendido nada. Y cuando digo nada quiero decir nada.

Me tocó el orgullo. Era la primera vez que me pasaba. Con otras películas de, llamémoslo "filosofía" parecida como pueden ser Memento, Olvídate de mí, o Donnie Darko cuando terminaba la película me daba cuenta de que necesitaba verlas otra vez, o incluso una tercera, pero era más para atar cabos que para entenderlas. Digamos que son películas que necesitan un segundo visionado para terminar de entenderlas.

Pero con Primer no había entendido nada.

Me la puse otra vez. Por suerte no dura mucho, 78 minutos.

Cuando terminé el segundo visionado me quedé más ojiiplático todavía. Seguía sin enterarme de una mierda. Y cuando digo una mierda quiero decir una mierda.

Esto ya me tocó los cojones. “¿Tan torpe soy?”, me preguntaba. “Sí”, me decía una voz que me recordaba mucho a la de mi conciencia. "¡Cállate, hijadeputa, que me tienes hasta....!".

Sí, lo reconozco, estaba empezando a perder los nervios.

El tercer visionado lo hice con papel y lapiz, apuntando cada detalle. El cuarto con calculadora, científica por supuesto. El quinto con una tabla de logaritmos neperianos mientras escuchaba una voz que me recordaba mucho a la voz de mi lógica y que me decía “para que cojones quieres una tabla de logaritmos neperianos si tienes la calcul... ¡Qué te calles tú también, coño!....

Me obsesioné con la película. Quería comprender cada detalle. Asimilar cada fotograma. Sacar cada gota de su entramado. Llamé al trabajo y dije que estaba enfermo y que lo estaría por mucho tiempo. Le dije a mi familia que me había tocado un viaje a Nueva Zelanda y que no contasen conmigo en los próximos 6 meses, incluyendo la Nochebuena, la Nochevieja, Reyes, y el cumpleaños de la abuela. Le comuniqué a los amigos que me había casado, en las Vegas y disfrazado de Elvis, con una mujer muy posesiva, Mary Rose Jane, que no me dejaba salir de casa. No dormía. Casi no comía. No cuidaba mis geranios. Abandoné el blog...

Abandoné el blog...

En total visioné la película 314 veces. Pero valió la pena. Era el tío que más y mejor sabía de Primer. O al menos eso pensaba yo. Ingenuo de mí.








Los protas de Primer


Hace dos días se celebró en Hong Kong el campeonato del mundo que otorgaría el título del “Tío que más sabe de Primer del mundo”. Y quedé segundo. Me ganó Osako Ton, un japonés de 14 años que sabía de la película cosas que ni venían en el guión. Era una puta máquina. Derrotado y humillado le pregunté al japo cuantas veces había visto la película. Una, me dijo el tío, y me perdí el final porque me dio un apretón y tuve que salir por patas. Hay que tener cuidado con el sushi caducado, ¿sabes?.

La madre que parió a los japoneses.


jueves, 4 de octubre de 2007

Písala, que te está llamando hijoputa.

Este blog ya no da más de si. No me apetece escribir, y no voy a escribir nada, así que no tiene sentido dejarlo abierto, dando coletazos, como, y perdón por la redundancia, la cola recién arrancada de una lagartija...


Paquillo, un amigo de la infancia que de mayor quería ser Felix Rodriguez de la Fuente, siempre me decía que cuando le arrancabas la cola a una lagartija y se quedaba ahí moviéndose desquiciada (la cola, no la lagartija, que la lagartija tomaba las de Villadiego en cuanto pisaba tierra) es que te estaba llamando hijoputa. "Písala, que te está llamando hijoputa", me decía. Y yo le contestaba, "te lo estará llamando a ti, que eres el que se la ha arrancado". Y es que Paquillo siempre le estaba arrancando las colas a las lagartijas. Yo no. Bastante tenía con intentar comprender por qué a la lagartija le crecía de nuevo la cola, y a la cola no le crecía de nuevo una lagartija.


Misterios de la naturaleza.


Muchas gracias a todos los que os habéis pasado por aquí en todo este tiempo. Espero que leyendo mis entradas (las del blog, que en la cabeza peino canas, pero peino) lo hayáis pasado cuando menos la mitad de bien que yo escribiéndolas.


Para mis lectores más fieles, esos que me han estado sacando los colores estos días pasados pidiéndome que no abandonase, les dejo un enlace a mi antiguo y ruinoso blog. Para que puedan seguir leyendo mis gilipolleces durante una temporada (aviso: la empresa Demoliciones Viuda de Añejo e hijos va a comenzar a derribarlo en breve) y... bueno, quizás viendo que el otro blog lo cerré como una media docena de veces, regresando siempre con el rabo entre las piernas (perdón, de nuevo, por la redundancia)... viendo, decía, que esto de cerrar blogs es una especie de vicio adquirido como consecuencia de algún trauma infantil (Paquillo, además de con las lagartijas, podía ser muy cruel con sus amigos) tal vez tengan la esperanza de que algún día de estos vuelva, y en un arrebato de frenesí esperanzador se olviden de enfadarse conmigo.


Señoras... señores... sin más dilaciones... sean felices en su matrimonio, aunque su marido sea el mismo demonio.




A.L.C.P. de V.B.,

Carlos Añejo, un náufrago en una palangana.



P.S. Lunes me pide que os diga que busca náufrago, con o sin palangana, para montar un blog (a ser posible sin paréntesis ni puntos suspensivos)...

jueves, 27 de septiembre de 2007

Pasatiempos palanganeros: la foto incógnita


Corren malos tiempos para las banderas en este pais. Y para los monarcas.

Yo, que no quiero tener ni patria ni bandera, tampoco puedo olvidar que, como dijo el poeta, debajo de mi hay un suelo, y por encima un cielo. O algo parecido. Y que desde pequeño siempre he llevado en mi interior abanderado.

Que cosas más raras dicen los poetas.


La siguiente foto ha sido tomada en las calles de Madrid (por cierto, el martes 2 de octubre a las 16:00 encuentro con Quique González en el ep3).






La pregunta es: ¿dónde ha sido tomada exactamente esta foto?.

A. En la calle Osa Mayor, esquina con el callejón de la Estrella Fugaz, también llamado el callejón de los deseos perdidos.

B. En el número 13 de la calle Melancolía, quiero mudarme hace tiempo al barrio de la Moraleja.

C. Entre las Ventas y Chamberí, fumando a medias en las calles de Madrid.

D. En la Moncloa.

Mete una moneda, pulsa la opción que consideres correcta, y dale a la palanca.

precio de la palanca: 16 comentarios + IVA

jueves, 13 de septiembre de 2007

El asterisco de Damocles

Gracias a Dios, ya puedo dormir tranquilo. Hoy sé que sigue viva. Que no la maté.

Todo comenzó un frío día de finales del mes de agosto, en un oscuro vagón del metro madrileño. Acababa de iniciar la lectura de Galápagos, del recientemente fallecido Kurt Vonnegut, y me encontraba por la parte en la que el autor empieza a poner un asterisco junto al nombre de aquellos personajes a los que no les quedaban más que unas horas de vida. Kurt Vonnegut es así, tiene estas rarezas. Estoy convencido de que si él hubiese escrito Diez Negritos hubiese puesto un asterisco junto al nombre del asesino. Que más da quién es el asesino, lo que importa es que hay un asesino. Veamos como mata.

El detalle de marcar a los futuros cadáveres con un asterisco se me debió quedar grabado en la mente porque en un momento en el que abandoné la lectura de mi libro para ver a quien pertenecían las hermosas piernas que acababan de sentarse frente a mí, me encontré con que la hermosa dueña de esas piernas, una viajera habitual de ese vagón, tenía un asterisco del tamaño de un tomate flotando sobre la cabeza. A veces la imaginación me juega este tipo de malas pasadas, así que no le di importancia.

Cuando al día siguiente no me la encontré en el vagón, como era costumbre, seguí sin darle importancia, pero ya se me empezó a formar sobre mi cabeza un nubarrón negro cargado de dudas.

La cosa va de tener algo sobre la cabeza, parece.

A los tres días de ausencias continuadas por parte de la bella usuaria del metro el nubarrón descargó todas sus dudas en forma de pesadas gotas de miedo que me golpearon la cabeza dolorosamente. La he matado, pensé.

No has sido tú, ha sido tu maldita imaginación, me decía a mí mismo todas las noches. Y entonces la Culpa salía de entre esa telaraña que todas las culpas tejen en las esquinas de nuestros dormitorios y me decía, señalándome con su maldito dedo acusador, ¡la has matado!, ¡asesino!, ¡arderás en el infierno!. Todos los días la misma charla... bueno, menos el sábado, que me sorprendió con un ¿¡te importaría dormir en el sofá esta noche, que tengo una velada romántica con el Odio!?, apuntándome con el dedo, por supuesto. Un buen tipo el Odio, por cierto, aunque un poco borde.

Y así durante dos semanas. Hasta hoy, maravilloso día en el que ella ha entrado en el vagón luciendo un hermoso bronceado, una triste cara post-vacacional, una camiseta con la foto de matilde y el texto ‘Matilde somos todos’, o ‘Todos con Matilde’, no recuerdo bien, y bajo el brazo mi último libro de autoayuda: “Es fácil dejar de ser un náufrago si sabes cómo”.
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Bueno, vale, a lo mejor era él último del Bucay ese, pero es que el que todo se haya solucionado no significa que la imaginación no siga jugándome malas pasadas.

martes, 11 de septiembre de 2007

¿Quién se ha llevado mi pieza?

Matilde es una apasionada de los puzzles desde los seis años. Tiene miles, de todas las categorías y dificultades. Y tiene tiempo libre para disfrutar de su pasión. Matilde, a sus veintiocho años, no trabaja. Vive de lo que recibe por la patente de un invento que creó mientras estudiaba el bachiller: una cortadora que hace de las tostadas puzzles. Las hay de seis y doce piezas. Cuando antaño le contó a su padre la idea éste le dijo que era una soberana gilipollez. Para su padre todas las gilipolleces eran soberanas, pero con el tiempo se dio cuenta de que esta gilipollez, además de soberana, era rentable. No hay hogar en el que se coman tostadas que no tenga una de las cortadoras de Matilde.

Hace dos días a Matilde le ha dicho su novio que ya no la quiere, y se ha marchado dejándola el corazón roto como un puzzle. Y, como no podía ser de otra manera, sentada frente a la mesa de la cocina, Matilde se ha puesto a juntar las piezas de su pobre corazón, para seguir viviendo, que la vida son dos piezas.

Pero Matilde está desesperada, le falta una pieza. Busca y rebusca, pero no aparece. Y llora desconsolada sobre su corazón troquelado mientras se pregunta quién se ha llevado su pieza.

viernes, 7 de septiembre de 2007

6'995 euros

Acabo de terminar de leer 13'99 euros, de Frédéric Beigbeder.

La novela prometía, pero a mitad de libro estaba tan hasta los cojones del rollo victimista del prota que me he pasado la otra mitad deseando terminarlo, para ver si con suerte se metía una sobredosis de coca, se tiraba a las vías del metro parisino, o se pegaba un tiro sentado en el toilet de su casa. Octave Parango no es una víctima de su profesión, ni de la sociedad, ni de nada externo a él. Octave Parango es una víctima de su propia gilipollez.

O puede ser que una vez llegados al ecuador la historia va perdiendo fuelle a pasos agigantados.


Octave, macho, tienes tanto que aprender de Ignatius J. Reilly.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Este blog será una ruina.

He estado visitando mi antiguo blog, y me he dado cuenta de que un blog abandonado es como una casa abandonada.

En una casa abandonada lo primero que desaparece son los cristales de las ventanas. Luego las puertas. Una ventana o una puerta en una casa abandonada duran lo que tarda alguien en decidir que va a entrar a esa casa. No más.

Los azulejos tirados en el suelo, rotos y sucios, son un clásico en las casas abandonadas. Nunca he terminado de entender por qué los azulejos de los cuartos de baño comienzan a desprenderse cuando la gente abandona la casa. Tengo la impresión de que los azulejos tienen una dependencia compulsiva de sus dueños, y les da por suicidarse cuando se les abandona. Los azulejos más bajos, los que se codean con lo más bajo del alicatado, las baldosas, lo tienen jodido para suicidarse. Un azulejo no sabe trepar.

Una casa abandonada se convierte en ruinas cuando cae el techo. Para una casa dejar de cubrir aguas es como para nosotros dejar de respirar. El techo es la base de una casa, aunque suene contradictorio. Cuando una casa pierde el techo, muere.

En un blog las imágenes, los gráficos, los dibujos, etc. son ventanas. Y los enlaces puertas. Por eso cuando uno abandona un blog estos dos elementos son lo primero que desaparece. Allá donde había una imagen aparece un aspa rojo, cruz, X, o como queráis llamarlo. Y donde había un enlace no hay más que palabras que no llevan a ningún sitio, bueno, sí, a una página de error, que debe ser como el por todos conocido “vuelva usted mañana” de las ventanillas, pero en la red.

Un blog abandonado se convierte en ruinas cuando deja de recibir comentarios. Para un blog dejar de tener comentarios es como para una casa dejar de cubrir aguas. Los comentarios son el techo de un blog, aunque suene contradictorio porque siempre están abajo. Cuando un blog pierde los comentarios, muere.

Tal y como anunciaba en su blog Clandestino (pitoniso Clandestino a partir de ese día) he decidido que voy a abandonar el blog. Voy a cerrarlo. En octubre. Tiro la toalla. Y un par de azulejos. El techo ya se caerá con el tiempo.

Hasta entonces mis entradas tendrán algo de autodestructivo, que no sé muy bien que significa, pero no por ello deja de ser cierto. ¿No?


martes, 4 de septiembre de 2007

Nostálgicos, ancianos, y otros enfermos.

Hoy he decido pasar de comer y dedicar la hora de la comida a dar un paseo. A callejear. Necesitaba pensar en mis cosas, y en la oficina tienen la mala costumbre de no permitirme pensar en mis cosas, tan sólo en las suyas.

Son unos egoistas.

A medio paseo he decidido ir a tomar una caña al bar que estaba junto a la sala de exposiciones donde ella me llevó para conocer mejor cómo era su trabajo, aunque fuese a traves de las obras de otros. De ese día me quedó el recuerdo de ella en un bar intentando explicarme el significado de todo lo que había visto, mientras yo tomaba unas cervezas ensimismado por la belleza de sus ojos miopes. Lo que significaban aquellas obras no me interesaba lo más mínimo. A mí me interesaba lo que significaba ella para mí.

Soy un egoista.

Al llegar al bar en cuestión me he encontrado con que ya no existe, ha desaparecido, y en su lugar han levantado una agencia de publicidad. Irremediablemente ha aumentado mi ya bastante crecida publifobia, y con ella una desagradable sensación de robo que ha hecho que estuviese a punto de apedrear los cristales de la agencia, como hacía Sabina con una sucursal del banco Hispanoamericano en aquel pueblo con mar.

Los nostálgicos somos así. Unos enfermos. Si nos quitan algo que nos trae buenos recuerdos pensamos que nos han quitado también los recuerdos. Que nos los han robado.

La nostalgia es lobo para el hombre.

Como los delitos, sean robos o asesinatos, me ponen nervioso y yo cuando estoy nervioso fumo (mentiría si dijese que cuando no lo estoy no fumo) he ido a un estanco y he comprado un paquete de Winston sin vitaminas. Lo de las vitaminas es porque el anciano que me precedía en la compra le ha pedido a la amable y hermosa dependienta que atendía detrás del mostrador un paquete de tabaco vitaminado. Su teoría era que si hay tabaco mentolado, ¿por qué no puede haberlo vitaminado?. Esta teoría se la ha expuesto a todavía amable y siempre hermosa dependienta mientras babeaba mirando el escote que la inexplicablemente amable y más que nunca hermosa dependienta había decidido esta mañana regalar a la humanidad.

Los ancianos son así, unos enfermos a los que las dependientas se la ponen dura, aunque sólo sea en su cabeza.

Mientras la amable y etcétera dependienta me atendía, ya sin la molestia del anciano, he estado a punto de contarle mi teoría sobre la erótica del mostrador, pero he decicido que quizás aquella hermosa dependienta dejaría de ser amable si le confesaba que los hombres imaginamos que las mujeres que trabajan detrás de un mostrador van desnudas de cintura para abajo. Aunque pensándolo friamente, si es que algo así se puede pensar friamente, tal vez yo sea el único hombre que piense eso.

Mucho me temo que seré un anciano enfermo al que las dependientas se la pondrán dura, aunque sólo sea en mi cabeza. Si no muero antes de inanición, claro.

Creo que voy a ir a comer algo.

Sí, será lo mejor.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Relojero a tus puñetas

Las mesas de los relojeros tienen, además de multitud de piezas colocadas sobre ellas en un orden caótico que supongo sólo serán capaces de entender los relojeros, una característica muy especial y yo diría que única en el apasionante universo de las mesas. Fijaros bien la próxima vez que vayáis a cambiar la pila de vuestro reloj de pulsera y veréis como las mesas de los relojeros tienen apoyabrazos. Como las sillas, los sofás, los tronos, y los amigos de los borrachos, aunque en este último caso la lingüística ha preferido cambiarle el nombre por el de hombros.

Pero los apoyabrazos de las mesas de los relojeros no son unos apoyabrazos cualesquiera. Están preparados para que el relojero, cuando esté sentado frente a la mesa, mantengan sus brazos de manera que sus manos queden una frente a otra y a una leve distancia de la cara del relojero, en una clara posición ventajosa para la manipulación de cualquier artefacto de pequeño tamaño como es, por ejemplo, un reloj o cualquiera de las piezas que lo componen.

Nótese, por otro lado, que la postura que una mesa de relojero te hace adoptar es también perfecta para otro tipo de actividades como son la de pensar, esperar, o hacer puñetas, es decir, entrelazar los dedos de las manos y darle vueltas a los pulgares uno alrededor del otro. Ruego no confundir con otras acepciones del término puñetas.

Hacer puñetas con los pulgares es un noble arte que se está perdiendo desde la llegada de las nuevas tecnologías. Ahora, por ejemplo, cuando la gente tiene que esperar, por lo que sea, en lugar de hacer puñetas como se ha hecho toda la vida coge su móvil y manda un sms a ese amigo que hace meses que no ve, del que hacía meses que no se acordaba, y del que probablemente no se acordará hasta que tenga que volver a esperar por algo o por alguien. El texto es un estándar pactado secretamente por las operadoras telefónicas e inducido subliminalmente a los usuarios por medio de las facturas telefónicas, esas hojas que nos llegan al buzón metidas en unos sobre y que llevan una interminables lista de lo que parecen ser números telefónicos, pero que debe ser algún tipo de código de programación secreta que se nos mete en el cerebro y que nos lo programa para mandar el texto en cuestión. A saber: “Hola. ¿Qué tal todo?.”. También hay un texto estándar inducido secretamente como respuesta cuando recibimos el sms anterior: “Bien, ¿y tú?.

Como todo código de programación que se precie tiene errores que pueden provocar en el usuario respuestas tan anómalas como ponerse a escuchar con el volumen al máximo todos y cada uno de los tonos de llamada que trae de fábrica el teléfono, o escribir la primera parte de El Quijote con la opción de “sonido en pulsación de tecla” activado. Estos errores se dan siempre en lugares públicos, como pueden ser el metro, el autobús, el bar de la esquina, o la sala de espera del hospital, ese lugar donde por favor, se ruega silencio.

Yo creo que si en lugar de llenar el mundo de móviles lo hubiesen llenado de mesas de relojeros seriamos todos más felices.

Pero es una opinión personal, así que podéis mandarme a hacer puñetas si no estáis de acuerdo.





miércoles, 29 de agosto de 2007

Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos.

No me gusta que me psicoanalicen. No señor. Me da mucho por culo.


Si lo hace la familia o los amigos me jode menos, pero me jode. Supongo que porque en sus psicoanálisis suelen tener razón. La familia y los amigos siempre suelen tener razón cuando te psicoanalizan. Excepto cuando no la tienen.


Si el psicoanálisis lo hace un extraño ya no es que me dé por culo, es que encima me parece un acto de prepotencia. Tú que cojones sabrás, pienso, si no has visto como me crecían las orejas.


Pero lo que más me jode es que sea yo mismo el que me psicoanalice. El auto-psicoanálisis es aberrante.


Por ejemplo: llevo una temporada en la que estoy obsesionado con que me dejo la puerta de casa abierta. Y esa obsesión nace del hecho de que no consigo recordar si la he cerrado o no.


Salgo de casa, me meto en el ascensor, y empiezo el inventario de todo lo que tengo que hacer antes de salir de casa. ¿He apagado la cafetera? Sí, lo recuerdo perfectamente. Me meto en el coche y mientras la puerta del parking se abre continuo con el inventario: ¿he cerrado bien los grifos, que hay sequía? Sí, recuerdo que el de la bañera goteaba un poco. Cruzo el pueblo en dirección a la parada del bus y mientras, sigo con el maldito inventario: ¿He apagado la plancha? Sí. ¿He cogido el abono transporte? Sí. ¿He bajado las persianas del salón para que no entre el sol a saco? Sí, y mucho me temo que a este paso nunca llegaré a poner las malditas cortinas del salón. Aparco el coche, me planto en la parada del bus y entonces me hago la pregunta del millón: ¿he cerrado la puerta?


Y no consigo acordarme... Lo intento... Aprieto los ojos... Me rasco la cabeza... Adopto la postura del Pensador de Rodin... Pero nada... Imposible.


Y no me estoy refiriendo a que no consiga acordarme si he echado la llave. Eso le pasa a casi todo el mundo. Yo lo que no consigo acordarme es de si he cerrado la puerta. Y entonces me obsesiono, y pienso que me he dejado la puerta abierta de par en par. Y me paso el día acojonado porque estoy convencido de que cuando vuelva me voy a encontrar una comuna de perroflautas tirados por la casa, bebiéndose mis cervezas y comiendose mis patatas y mis kikones (nunca faltan en mi casa, soy un adicto).


Cuando vuelvo a casa por la tarde y me encuentro con que ya no sólo es que la puerta esté cerrada, es que encima está cerrada con llave, en ese momento es cuando, sentado en mi sofá, mientras me tomo una cerveza acompañada de unas patatas y unos kikos (veis como soy un adicto), me hago el auto-psicoanálisis: ¿Por qué esa obsesión con dejarte la puerta abierta?. ¿Es tal vez porque ya no soportas llegar a casa por la tarde y no encontrar a nadie?. ¿Esperas que pensando que te has dejado la puerta abierta encontrarás a tú regreso a la mujer de tu vida esperándote llena de amor y de lujuria?. ¿La soledad te está comiendo por dentro como tú te estás comiendo esa patata?. ¿O es que te encuentras tan vacio por dentro como ese kikón que tienes en la mano y quieres que los cacos te vacíen la casa para ser un hombre vacío en una casa vacía?...


Lo que yo os decía... es aberrante.


Y mientras espero que desaparezca esa obsesión, o que mejore mi memoria, que también podría ser, seguiré leyendo "Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos", de Rodrigo Muñoz Avia, una novela con la que me estoy riendo lo que hacía mucho tiempo no me reía leyendo un libro... desde el Eric de Terry Pratchett, tal vez.




Eh... y sólo cuesta 5 euros.

jueves, 23 de agosto de 2007

Dictados tópicos.

Curioseando por la red he encontrado un texto que no tiene desperdicio. Es un artículo de Eduardo Tejero Robledo, que tiene toda la pinta de ser un catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y miembro, además, del Instituto Cervantes. Ahí es nada.

El artículo en cuestión se titula “Literatura popular en la Comunidad de Madrid Refranero. Dictados tópicos. Cancionero”.

Un dictado tópico es, según la definición que el mismo artículo da, una colección de documentos folklóricos que, afectando a cualquier forma expresiva, se refieren a nombres de pueblo, apodos colectivos de sus habitantes, características y relaciones entre unos y otros, o simplemente sean referencias calificativas de los mismos, siempre escritas desde la socarronería, las rivalidades locales, o el anecdotario real sobre el que ha obrado el despropósito

Es decir, y para que todos lo entendamos, que los del pueblo de al lado se meten con los del pueblo de al lado pero, eso sí, con mucho arte.

Que yo tenga conocimiento, y siempre teniendo en cuenta que estamos hablando de el ámbito de la Comunidad de Madrid, tengo lectores de San Lorenzo de El Escorial, Guadarrama, Fuenlabrada, y de la capital; así que, como muestra de lo que contiene este artículo, unos cuantos botones (ruego a mis lectores de los pueblos anteriormente mencionados no me tomen a mal haberles llamado botones… y les recuerdo que lo que viene a continuación es producto del folklore popular, no de mi retorcida imaginación).


El hidalgo de Fuenlabrada, que vendió el caballo para comprar la cebada.

Vamos, como Abundio, que vendió el coche para comprar gasolina.

Tres cosas malas hay en Castilla: Guadarrama, la grama, y Escalonilla.

La grama es una planta medicinal de la familia de las gramíneas, y Escalonilla un pueblo de Toledo muy próximo al pueblo de Escalona. Así que, si también tengo la suerte de tener algún lector de Escalonilla, con este matamos dos lectores de un tiro.

Palabra de señor de Madrid y pedo de Fraile, se lo lleva el aire.

Sí, vale, lo que tú digas, pero tenemos las más bellas tetas de novicia del país… no te jode.

El hablar de el Escorial, es muy largo de contar.

La verdad es que los gurriatos no se pueden quejar, no hay sangre en los refranes que les corresponden.

No sé si tendré algún lector o lectora de Alcalá de Henares, pero si es así mejor que no lea el artículo porque con los alcalainos (alcaleños o complutenses), y sobre todo con las alcalainas, el refranero popular se pasa tres pueblos.

Tampoco tengo conocimiento de si el artículo es público o no, pero yo lo he encontrado en Google así que aquí os dejo el enlace por si queréis descargarlo. Está alojado en los servidores de la UCM.

Por cierto, otros artículos de este caballero son: La canción de cuna y su función de catarsis en la mujer; Tradición oral en Miranda de Ebro y su zona de influencia; Onomástica medieval de Avila, Salamanca y Segovia y vida cotidiana; Dictados tópicos abulenses; El siete, número cósmico y sagrado: su simbología en la cultura y rendimiento en el Romancero...

Vamos, todo un figura ante el que yo me quito el sombrero collarejo regalo de una tía mía.

martes, 21 de agosto de 2007

¿Reencarnación?, no gracias.


Según parece, o al menos eso me ha dicho una persona que dice saber bastante del tema, en mi próxima reecarnación podría ser gota de agua que cae del pétalo de una rosa, así que he decidido que no... que mira... que mariconadas las justas... que ya no creo en la reencarnación.

Tendré que apechugar con la mierda de vida que me ha tocado vivir, y cuando todo esto se acabe, pues vale... pues muy bien... pues que alegría para los gusanos.

Y como castigo (tal vez no merezca castigo alguno por el mero hecho de decir que iba a creer en la reencarnación, pero como a esta vida hemos venido a sufrir) prometo ver 2046 tres veces seguidas... una de ellas en versión original subtitulada.

Y después, si me quedan fuerzas (que lo dudo), 9 songs.

Con dos cojones.

lunes, 20 de agosto de 2007

Y a la tercera va la vencida.

He decidido que voy a creer en la rencarnación. Sí. A pies juntillas. Ciegamente.

Me da igual lo que digan los hombres de ciencias. Me da igual lo que digan los hombres de Dios.

Voy a creer en la reencarnación.

Ya pueden venir los más insignes científicos a tomar café a mi casa para intentar convencerme, que no voy a cambiar de opinión. Ya pueden venir con sus fórmulas, sus métodos, sus premios, su raciocinio, o sus batas de laboratorio; que no pienso negar a la resurección. Ni ponerles unas pastas.

Ya pueden venir los mismísimos dioses, con sus milagros, sus poderes, sus rayos fulminantes o su misericordia.

Ya puede venir Hacienda amenazando.

Ya puede venir la mafia.

Ya pueden venir manifas.

Ya puede venir el rey.

Ya puede venir el as de copas.

Ya puede venir mi jefe.

Ya pueden venir mis maestros más severos.

Ya pueden venir los amores perdidos que en un pasado hacían de mí lo que querían.

Ya pueden venir los amores no encontrados que en un futuro harán de mí lo que quieran.

Ya pueden venir mis padres.

Ya pueden venir los Padres Trinitarios.

Ya puede venir Atila.

Ya puede venir San Pedro a negarla una, dos, y hasta tres veces.

Ya pueden venir el bueno, el feo, y el malo.

Ya puede venir su puta madre, que yo no pienso cambiar de opinión. Necesito pensar que la vida me dará una segunda oportunidad.

Lo necesito para poder seguir levantándome por las mañanas.

Y si resulta que esta es mi segunda reencarnación, si resulta que estoy cometiendo los mismos errores que en la primera, que estoy tropezando dos veces en la misma piedra... no importa... necesito pensar que la vida me dará una tercera oportunidad. Es más, mucho mejor así, que dicen que a la tercera va la vencida.

jueves, 16 de agosto de 2007

El Hombre y la Tierra



por nuestro colaborador Félix Rodríguez de la Palangana.


H
ace calor. Mucho calor. Y, aunque sobre una piragua no se pasa calor porque puedes refrescarte cuando y cuanto quieras decidimos buscar un sitio tranquilo donde aparcar las piraguas, comer algo de futa, echar un cigarrito, y pegarnos un baño.

Ir encima de una embarcación, la que sea, está muy bien. Pero flotar sobre el agua, sin más ayuda que tu cuerpo, con los brazos y las piernas abiertas, mirando hacia el cielo, dejándote llevar por la tenue brisa... es una sensación tan plancentera que si no fuese porque inevitablemente conllevaría tragar agua... te dormirías.

¿Por qué siempre que tienes un momento de paz llega alguien con un grito y lo jode?.

“¡Eh, venid a ver esto!”.

Vale, vamos... dejemos de flotar que el curioso de siempre ya ha encontrado algo con lo que alimentar su curiosidad y, ya puestos, la nuestra..

Y ahí está. La naturaleza haciendo de las suyas. El fuerte que se come al débil, mientras el débil se caga en la puta madre del que inventó eso de la ley del más fuerte




El pez lucha por escapar, por volver al agua, pero no tiene nada que hacer. La culebra lo ha enganchado y no piensa soltarlo. Por mucho que intente escapar. Y por mucho que un grupo de esos seres curiosos que siempre están jodiéndolo todo se dediquen a mirar en círculo.

Hasta que finalmente el pez, agotado, sin fuerzas, sin ganas de vivir, abandona toda lucha y se deja llevar hacia la muerte.

En ese momento la culebra sabe lo que tiene que hacer. Suelta la cola y engancha por la cabeza. Y comienza a engullir su presa.




Lentamente.

Lentamente.

Muy lentamente.

El pez mueve la cola.

“Es angustioso”, dice alguien.

Nos vamos.

Durante el camino de vuelta se ha levantado viento en contra. Siempre en el camino de vuelta se levanta el viento en contra. Es otra de esas leyes de la naturaleza, una que dice que cuando mires el reloj y te des cuenta de que tienes que deshacer en 45 minutos el camino que has hecho en dos horas y cuarto, en ese momento se levantará el viento en contra.

En un giro ciego paramos de palear. Hay que esperar a los más lentos. A los que vienen jodidos. Están lejos. No vamos a llegar a la hora convenida.

Dejo mi pala sobre mi regazo. Saco un cigarrito de mi bolsa estanca. Y busco una postura cómoda para fumármelo.

”Si, es angustioso”, pienso mientras expulso el humo azul.

Y al igual que la culebra siempre engulle al pez por la cabeza, que el pescador pesca la dorada más grande, y que el lirón careto observa sobre la atalaya, nosotros llegamos justo a tiempo para devolver las piraguas a la hora convenida.

Bueno, que digo yo que por 10 minutos no pasa nada... ¿no?.

lunes, 13 de agosto de 2007

Tiempo de terremotos

A mí, como a otros tantos blogueros, el terremoto de ayer me pilló durmiendo. Y me despertó.

La cama se movía como si fuese el péndulo de un reloj con prisas. Que digo yo que los relojes, al igual que las personas, tambien tienen derecho a tener prisa, ¿no?.

Supongo que es consecuencia de los tiempos que corren.

El temblor me despertó, y yo pensé que alguien se había metido en mi solitaria cama. Me giré buscando quién sabe quién, y no encontré a nadie. Seguí durmiendo, no sin antes decidir que sólo había sido un sueño, y maldecir lo realistas que se estaban convirtiendo los sueños no eróticos.

Fue cuando me levanté, mucho más tarde, y puse la tele cuando me enteré que había sido un terremoto.

Un terremoto a las 9:47, de intesidad 5.1, y con epicentro en un pueblo perdido de Ciudad Real.

Soy de sueño profundo, pero desde ayer ya no voy diciendo por ahí que a mí no me despierta ni un terremoto.

La siguiente foto desenfocada de mi reloj bien podría haber sido tomada ayer a las 9:47.



Pero no, no fue tomada durante un movimiento sísmico. Es sólo que a medida que va pasando el tiempo... menos claras veo las cosas.

viernes, 10 de agosto de 2007

Pasatiempos

Pasatiempo... que palabra más engañosa. Referencia algo lúdico, pero si la analizas en profundidad su significado cae sobre tí como una losa.

El verano es época de pasatiempos. Las publicaciones amplían su sección de pasatiempos, o sacan un suplemento especial con pasatiempos para toda la familia, menos para el tío Alberto, el presidiario, que bastante pasatiempo tiene con esquivar al "Greñas" en el patio de la cárcel. Y es que el "Greñas" se la tiene jurada desde que se encontró que el tío Alberto había hecho todos los libros de sudokus que había en la biblioteca del penal.

En Diario de un náufrago en una palangana no íbamos a ser menos que otras publicaciones, y vamos a poner un pasatiempo. Eso sí, el que no tenga tiempo, que pase.


Pasatiempos palanganeros: el anacrograma

Vaqueros con reloj digital. Romanos en vaqueros. Maria Antonieta viendo una de romanos en su televisor de plasma. Son los anacronismos, incongruencias que resultan de presentar algo como propio de una época a la que no corresponde.


En el siguiente cuento, rescatado del baúl de los desechados tras leer la serie de posts que Nathalie está escribiendo sobre la ciudad de la luz, hay un anacronismo. Encuéntrelo y luego, si quiere, píntelo de verde.


Julio Verne enamorado.

Aquel año la primavera llegó sin previo aviso al viejo París, sumiendo al joven escritor en esa profunda melancolía que le golpea a uno cuando la belleza lo invade todo y no tienes a tu amada junto a tí para compartir todo el torrente de sensaciones que provoca su llegada. Desde la pequeña ventana de su buhardilla de la Rue de l'Ancienne-Comédie el aprendiz de letras observó como la vida llenaba las calles de la ciudad y decidió no acudir, como cada mañana, a la Biblioteca Nacional para estudiar las ciencias que tanto le apasionan, y dedicar las horas tempranas del día a alimentar su melancolía con un paseo por el Sena.

Las tranquilas aguas del Sena brillaban con las primeras luces del día, reflejando sobre la ribera todo el esplendor de la cálida luz del primer sol de primavera. El joven escritor se sentó junto a las aguas y se quedó mirando la silueta del Sacré Coeur. Allá arriba, pensó, en el monte de los mártires del arte, algún joven pintor, hambriento y sin un franco en el bolsillo se sentirá el hombre más feliz del mundo por poder pintar el rostro de su amada, tal vez su cuerpo desnudo.

Mientras se imaginaba a si mismo en su pobre buhardilla pintando a su amada Caroline, sacó su libreta y comenzó a escribir con trazo suave.

Como un viajero sin destino ni equipaje,
Como un turista convertido en vagabundo.
Ochenta días para dar la vuelta al mundo,
Ochenta besos para hacer contigo el viaje.

Pondré tu nombre a las estrellas más bellas,
Durante mi viaje de la Tierra a la Luna.
Y si tu nombre no lo merece ninguna,
Haré una sola de la unión de todas ellas.

Tomaré prestada tu mirada y la haré mía,
Si no vienes conmigo al centro de la Tierra.
En la profunda soledad la oscuridad se cierra,
Tus ojos son mi luz, mi única guía.

El sonido de un barco que se acercaba rompiendo la paz de las aguas le apartó de su escritura. Sobre el barco, un joven marinero, apenas un niño recién convertido en hombre, se afanaba por mantener estable la carga que torpemente había sido distribuida por la embarcación.

El joven escritor se incorporó con un movimiento lento y cansado, miró con tristeza lo que había escrito, arranco la hoja de su libreta, y la arrojó al río.

Quién sabe, quizás después de todo sea cierto que el amor no es más que un pobre ciego que vaga por el mundo guiado por lazarillos tan dispares como la locura, el deseo, y el dolor. Por eso, tal vez por eso, mientras nuestro escritor se alejaba en dirección a la Biblioteca Nacional, dos jóvenes que se besaban encubiertos por las sombras de un viejo álamo no vieron como las palabras de amor de un joven aprendiz de ciencias se perdían para siempre allá, en el viejo París.

domingo, 5 de agosto de 2007

El lagarto y la botella.



- Era el lagarto más grande que había visto nunca. Medio metro de lagarto.

- Hay que tener cuidado con esos bichos. Como te muerdan no te sueltan.

- Joder, era enorme. Y va el hijoputa y se me encara. Bufaba como un gato.

- Ni con agua caliente.

- A mi no me chulea un lagarto, me digo, y con un movimiento rápido lo engancho por el cuello.

- Hasta después de muertos siguen sin soltarte.

- Busco algo donde guardarlo, pero no encuentro nada.

- En mi pueblo un tío se casó con un lagarto enganchado al dedo índice.

- Tan sólo uno botella vacía y sucia de coca-cola de dos litros.

- Cuando levantó la mano para recibir la alianza la pobre novia, que no sabía nada, se llevó un susto de muerte al encontrarse eso ahí, pegado a la mano de su futuro marido.

- Pero claro, el orificio de entrada es tan pequeño y el lagarto tan grande que no hay manera de meterlo dentro. Así que decido cortarle el cuello.

- ¿Cortarle el cuello?... Joder, pobre lagarto.

- Al lagarto no, coño, a la botella.

- Ah, entiendo… pobre botella.

- …


jueves, 2 de agosto de 2007

Apocalypse Tomato


Pensaba que mi regreso al trabajo después de 18 días de vacaciones desconectado de la rutina laboral iba a ser duro, pero me equivocaba por completo. Ha sido deprimente. Muy deprimente.

Pero no hablemos de mí.

Mucha gente me pregunta porque me gusta tanto hablar de mí. "Soy la persona que mejor conozco", les digo, "además, si hablase de ti probablemente este sería el fin de una bonita amistad".

Pero tampoco hablemos de mis borderías.

Hablemos de mis tomateras, que en paz descansen.

Encontrar a mi regreso al hogar mis tomateras muertas, después de tantos meses de cuidados, después de tantos sacrificios, después de tantos atardeceres compartidos, con una copa de vino en la mano yo, y una de agua ellas, no ha sido la mejor manera de terminar las vacaciones y empezar de nuevo con esta deprimente rutina laboral.

Esperad, un momento, que tengo una foto de mis tomateras recien nacidas.



¿Verdad que eran encantadoras?. Ahí, creciendo, tan verdecitas, tan sanotas, tan... tan... tan tomateras. La de la izquierda, la que se parece tanto a mi, de mayor quería ser ketchup.

Ahora ya no crecen. Ya no me regalan verdor. Ya no se las ve tan sanotas. Y ya no tienen futuro.

Realmente no sé que las ha pasado. No están secas. Están tumbadas sobre la tierra. Como si hubiesen tirado la toalla. Como esos soldados heridos en una pierna que les dicen a sus compañeros de pelotón "Soy una puta carga para vosotros. Estoy poniendo en peligro la misión. Dejadme aquí. Dadme un arma y una cantimplora e iros sin mí". Que digo yo que luego, fuera de cámara, seguro que más de uno les habrá gritado a sus compañeros "la madre que os parió, hijos de puta, que no hablaba en serio" mientras veía impotente como se adentraban en el bosque.

¿De qué estaba hablando?... Ah, ya recuerdo, de mis tomateras.

Parecen ahogadas. Tal vez sus raices se han podrido por un exceso de agua. No lo sé. Soy un urbanita. No tengo ni puta idea de cómo se crían unas tomateras. Yo siempre he comprado los tomates en el super. La mayoría de las veces metidos en un bote, ya pelados y triturados.

Pelados y triturados... Ahora eso me parece tan cruel.

Necesito a mi asesora en tomateras, que además de ser una experta en el noble arte de cultivar la tierra, es encantadora. Pero en este maldito momento está de vacaciones y...

Lo siento, no puedo continuar. Ver la foto me ha dejado muy tocado. Me estoy derrumbando por momentos. Dejadme un arma y una cantimplora y seguid sin mí.

...

¿Oye?

...

¿¡Eh!?

...

La madre que os parió... que no hablaba en serio... coño.

martes, 31 de julio de 2007

Sobreviviendo al C.B.


Pensé que desapareciendo del panorama una temporada el Club Bilderberg se olvidaría de mí y no intentaría hacer efectivas sus amenazas de acabar con mi vida.

Pero me equivoqué.

En esta temporada vacacional han intentado acabar conmigo haciendo uso de sus más viles malas artes. Primero lo intentaron saboteando mis sandalias, chanclas, cholas y demás calzado veraniego. Pero lo que los mercenarios del C.B. no parecían saber es que hacen falta más que unas simples rozaduras para hacer mella en un par de pies del 45.

Del número 45, no del año.

Así que decidieron probar salando una de chopitos hasta extremos inaceptables por cuerpo humano alguno, y envenenando la bebida con la que se pretendía acompañar dicha ración de tan suculento manjar.

Nuevo error de cálculo por parte de los listillos del C.B.: envenenaron el agua sin tener en cuenta que yo el agua ni probarla, que los peces fornican en ella, y se olvidaron de envenenar la cerveza, el tinto de verano, y la sangría.

Ante este nuevo y ya desesperante fracaso (desesperante para ellos, por supuesto) el C.B. mando a uno de sus agentes alados para atentar contra mi vida, y todo ello con nocturnidad y alevosía. Pero más sabe el náufrago por precavido que por náufrago, y el ataque de este malvado agente kamikaze me pilló con un ojo abierto y el otro también por lo que su caida en picado termino contra el colchón en lugar de contra este cuerpo serrano que les escribe.





Al agente del C.B. le tuvieron que recoger del suelo, y a mi del techo. Que uno está entrenado para sobrevivir a los villanos, pero no para esa clase de sustos.

Nos ha jodido.

Ahora este maléfico, y sobre todo feo, agente del C.B. pasa sus horas entre rejas a la espera de que solvente un pequeño problemilla técnico para realizar un duro e inapelable interrogatorio.

Por cierto, ¿no habrá, por casualidad, algún interprete de ultrasonidos entre los lectores?




lunes, 30 de julio de 2007

Como cerveza de mayo

Podría decir que he vuelto porque necesitaba escribir, plasmar mis sentimientos en mi blog, contar lo que me come por dentro y me devora por fuera.

Pero mentiría cual concejal.

Podría decir que he vuelto porque les echaba de menos, porque de alguna manera ustedes, mis lectores, forman ya parte de mi vida, de mis alegrías, de mis desdichas.

Pero mentiría cual sindicalista.

Podría decir que he vuelto porque lo necesitaba. Porque esto de escribir en un blog se ha convertido en una especie de salvavidas que me ayuda a mantenerme a flote en este naufragio que es la vida.

Pero mentiría cual puto cylon de apariencia humana.

En realidad he vuelto por dinero.

Ayer, mientras descansaba placidamente tumbado en una tumbona (valga la redundancia) a orillas del Mar Mediterráneo recibí una llamada de mi asesor financiero. Me dijo que las visitas en mi blog habían bajado hasta niveles alarmantes.

- ¿Y?

- Pues que el nivel de ingresos por publicidad de su blog es diréctamente proporcional al nivel de visitas que reciba.

- Entiendo. ¿Para cuantos días más tocándome los huevos me queda?

- Según mis cálculos para 4 días más, menos de 24 horas si realiza una de esas visitas periódicas que hace al chiringuito de la playa para tomar uno, dos, o los que se tercien de esos magníficos botellines de cerveza Mahou 5 estrellas que, como buen bebedor que es usted, joven, independiente, y amante de los grandes placeres de la vida, gusta de tomar bien fríos.

- Bien. Lo tendré en cuenta. Manténgame informado.


Cuarenta minutos más tarde volvía a recibir una nueva llamada de mi asesor financiero.

- ¿Dónde está usted, señor Añejo?

- En el chiringuito, ¿por qué?

- ¿Y cuantos de esos maravillosos botellines de Mahou 5 estrellas, la cerveza de los cerveceros, el maná del siglo XXI, el manjar de los dioses lleva usted?.

- Pues he acabado con dos cajas de botellines, empecé con la de barril, y ahora mismo me están cambiando el segundo barril. ¿Por qué?

- No, por nada, que había hecho mal los cálculos. Haga las maletas y vénga para Madrid que le quedan cero patatero euros en su cuenta.

- ¡Mierda!. Apuro esta mí última Mahou 5 estrellas fresquita, con ese sabor que sólo la buena cerveza, como es Mahou 5 estrellas, es capaz de dejarte en el paladar y me voy para el foro. Vaya metiendo en la nevera una docena de Mahous 5 estrellas, la cerveza que saca de ti lo mejor que tienes, para saciar mi sed cuando llegue.

Y aquí estoy, intentando recuperar mis lectores perdidos para poder aumentar así mis tan maltrechos ingresos.

Por cierto, a los por más que buscan publicidad en mi blog no encuentran ningún tipo de anuncio decirles que están buscando en vano. La publicidad en mi blog es subliminal, y está puesta muy sutilmente. No la ven, pero les llega.

Nada más, les dejo, que tengo que mirar si cierta empresa cervecera de Madrid, cuyo nombre no estoy autorizado a dar, me ha hecho un ingreso que estaba esperando como cerveza de mayo.
Me alegro mucho de estar de nuevo aquí, aunque es muy posible que sea como consecuencia del pedo que llevo, y no por razones sentimentaloides.

miércoles, 27 de junio de 2007

Miércoles de cenizo

Miércoles, que gran día.

Avería en la RENFE al ir a trabajar.

Avería en la oficina al llegar (tarde, por supuesto...)

Por cierto, ¿por qué el puto teléfono nunca se avería?

Avería en el metro al volver a casa.

Avería en el bus...."Bajense que este ha dicho que hasta aquí hemos llegado".

Y para ponerle la guinda al día una multa injusta (justo el día después de que el coche salga del taller por una avería).

Sí, injusta.

Creo que me voy a tomar un descanso bloguero. Por una parte voluntario, y por otra parte obligado (es que esto se va a averiar en 10 minutos, me juego la palangana).

No sé a que dedicaré el tiempo que dedicaba a bloguear. Lo más seguro es que me compre unos
monos de agua y me pase las horas muertas viendo como resucitan para llevar una triste y patética vida de monos de agua.

Ustedes sean felices mientras tanto.




jueves, 21 de junio de 2007

Pequeños enigmas de la humanidad (3)

Que una madre se lleve a su niño a una reunión de vecinos puedo llegar a entenderlo. No es aconsejable, por el trauma que le puede crear al pequeño, pero bueno... no todo el mundo tiene la suerte de tener a alguién que cuide de sus hijos en su ausencia.

Que el niño vaya a la reunión con una pelota me cuesta un poquito más entenderlo. Sí, me cuesta, porque una pelota es una pelota... pum... pum...pum... es decir, su función en esta vida es la de ser botada... pum... pum.... pum... una y otra vez... pum... pum.... pum... una tras otra... pum... pum... pum... Pero puedo, haciendo un gran esfuerzo, llegar a entenderlo.

Pero, y esto es lo que no podré llegar nunca a entender, este es el pequeño enigma que me carcome por dentro: ¿¡qué clase de mente enferma decide que la pelota con la que el niño se va a entretener en una tensa e interminable reunión vecinal sea de baloncesto!?

lunes, 18 de junio de 2007

Comida ultrarápida

Hoy me ha quedado claro que el concepto de comida rápida no se refiere sólo a la velocidad con la que se consume. También, para nuestra desgracia, se refiere a la velocidad con la que se prepara.

Hoy he comido un bocata en un sitio de estos donde sirven bocatas y ensaladas. Con sus patatas, con su refresco, con su bolsita de quetchup y, sí la pides, de mostaza.

Y con su rapidez.

Ya sabéis de que os hablo.

Yo hoy he pedido un menú chupi-no-se-qué, que traducido al cristiano es un bocata de jamón y queso, con lechuga, tomate y mayonesa, acompañado de un refresco, unas patatas, y unos sobrecitos de quetchup y mostaza (estos últimos, los de mostaza, los he tenido que pedir, claro).

Bueno, pues al bocata de jamón y queso, con tomate, lechuga y mayonesa, lo llaman bocata por no llamarlo canapé gigante, porque la persona (que lo voy a llamar persona por no llamarlo animal) que lo ha preparado tenía tanta prisa que, en primer lugar, le ha pegado el corte al pan por el lado superior de la barra, en lugar de pegárselo por un lado (ponte gafas cocinero/a, te digo, por no mandarte a tomar por culo); y en segundo lugar, porque después de pegarle el corte no ha abierto el pan, directamente me ha echado todos los elementos que conforman el bocata encima (aquí directamente te voy a mandar a tomar por culo, cocinero/a... al menos haberlos untado, y me hacía a la idea de que me estaba comiendo un tosta)

¿Tan difícil es preparar un bocadillo?. Que en diez segundos se hace, joder, no hay porque hacerlo en 2 segundos y 130 milésimas (¡nuevo record mundial para el cocinero/a!... desde aquí le aplaudo y le digo que para celebrarlo no deje de irse a tomar por culo).

Claro, todo esto te lo meten una bolsa de papel con la forma y tamaño de un bocata, y te lo llevas. Y cuando ves que no te han preparado el bocata, que te han dado la materia prima para que te lo hagas tú, pues intentas reconstruir, con tus manitas, eso que debería ser un bocata.

Y te pones las manos que ni un niño de año y medio año jugando con su papilla. Y te acuerdas en la persona que te ha hecho el bocata, y de parte de su familia, porque además, la servilleta no la tienes que pedir, pero sólo te dan una, fina, y enana.

Resumiendo, que a mí no me ven más el pelo. Aunque como esto siga así, que es un suma y sigue diario de “a mi no me ven más el pelo”, me va a tocar comerme el aire, que no es que hoy en día en esta ciudad sea de muy buena calidad, pero al menos todavía es gratis.

Nos están vacilando continuamente, y encima pagamos por ello. Cinco con noventa y cinco, más concretamente.
Mañana me voy al Bar Rambo.

domingo, 17 de junio de 2007

Grandes frases de la historia del cine (III)




"Chencho, hijo mío, ¿dónde estás?"


El abuelo en La Gran Familia

jueves, 14 de junio de 2007

Salvemos al oso matritense

Me desayuno esta mañana con la noticia de que el Consejo de Mujeres de Madrid va a iniciar una campaña para reivindicar que el oso del escudo de Madrid, símbolo de esta ciudad junto con el madroño, no es un oso, que es una osa.

No, si el que se aburre en este país es porque quiere.

Yo, que me gusta hacer las cosas a lo grande, iría más lejos que estas consejeras.

A mí, desde pequeñito, me han enseñado que el rojo que pinta nuestra bandera, la bandera rojigualda, simboliza la sangre de los caídos por ¡EsPAña!.

Bien, pues digo yo una cosa... ¿no será de las caídas?... ¿qué pasa, que las féminas no han defendido esta nuestra tierra de botijo y tortilla de patata de las invasiones, fuesen estas bárbaras (me refiero a las invasiones, no a las mujeres) o civilizadas?... ¿No fueron, por ejemplo, las mostoleñas las que al grito de ¡Mostoleños! se levantaron el armas contra las hordas invasoras francesas?...

Por consiguiente, mañana, en cualquiera de las tabernas que se levantan en este Madrid (y si me da tiempo, y el cuerpo aguanta, en todas) iniciaré una campaña de sensibilización social para conseguir que el ministerio de Sanidad, o quién corresponda, realice un análisis de sangre de nuestra enseña nacional para determinar si esos caídos eran en realidad caídas.

Y como se me dé bien la cosa y me dé tiempo a visitar todas las tabernas, envalentonado por los vinos de Navalcarnero, de Arganda del Rey y de San Martín de Valdeiglesias solicitaré además que se determine como andaban esos caídos (o caídas) por ¡EsPAña! de colesterol, de triglicéridos, de transaminasas o cómo demonios se llamen, y de demás cosas raras que buscan los doctores en el oro rojo que corre por nuestras venas, que no sé por qué pero tengo yo la impresión de que en este país los héroes (o heroínas) han sido siempre gente de mal vivir, es decir, de buen comer, mejor beber, y de andar con malas compañías, de esas que fornican por vicio, no por dar un hijo a su servicio...

¡Qué no, joder, qué no!... ¡Salvemos al oso matritense!... ¡No a la castración de los plantígrados!.