martes, 29 de enero de 2008

Quien a hierro mata, a hierro muere



Hoy he ido al médico. A que me mirase los meñiques, y, principalmente a conocerla. Que es nueva.

¿Os he dicho que tenemos doctora nueva en la consulta?.

Me ha atendido muy amablemente. Me ha hecho preguntas. Yo le he dado respuestas. No he mentido. Espero que ella tampoco. En una relación es muy importante no empezar con mentiras. Sea esta una relacíon laboral, sentimental, sexual o, como es el caso, sanitaria. Y cuando digo sanitaria no me refiero a una relación culo-retrete. Me refiero a una relación médico-paciente.

Todo ha ido bien hasta que me ha dado un papel para ir al hospital. Creo que el papel, técnicamente, se llama "freno de mano"... o algo parecido.

En ese papel pone lo que me pasa, o al menos los síntomas, porque las causas ya las dirá el especialista, que para eso se paso tantos años estudiando los meñiques. Meñicólogo supongo que será su especialización.

Al leer el papel me he dado cuenta de que la doctora es lectora de mi blog. Sabe cual es mi rollo... sabe que el camino que dibujo entre dos puntos (yo soy uno, el otro sois vosotros, queridos lectores) no es siempre una línea recta.

¿Te gustan los criptogramas?, ha debido pensar, te gusta recalentarle la cabeza a tus lectores, ¿verdad?.. pues toma dos tazas, machote.

Y aquí estoy, con mi papel en la mano leyendo "Paréstesias en 5 dedo y reg hipotenar." e intentando descifrar que demonios significa.

Por cierto... ¿hay algún médico entre los lectores?

lunes, 28 de enero de 2008

Las tres leyes de Newton sobre los problemas de la vida



1. No insistas, por mucho que te indigne tus problemas tienen la misma gravedad que los problemas de los demás.

2. No desesperes, al final todo cae por su propio peso.

3. No me seas manzana, tirarse desde un quinto piso no es la solución.

viernes, 25 de enero de 2008

Mujeres de rojo


Llevo todo el día viendo mujeres de rojo. A todas horas. Por todas partes.

Mujeres de rojo y negro. Pero el negro no cuenta, no es un color. O lo son todos. No lo tengo muy claro.

Mujeres con faldas rojas. Mujeres con blusas rojas. Mujeres con pantalones rojos. Mujeres con chaquetas rojas. Bolsos. Gafas. Cinturones. Zapatos... La ropa interior...

Todo rojo.

Ha llegado un punto en el que he empezado a preocuparme. No puede ser un casualidad, me he dicho, tiene que haber una razón.

He descartado la opción de que fuese una moda. Las modas no nacen de la noche a la mañana. Una masa social no se levanta una cálida mañana de invierno y todos sus individuos, como si de una sola mente se tratase, deciden que van a llevar chistera, por ejemplo. Una moda necesita un periodo de transición, no desaparece un día para dar paso a una nueva el día siguiente.

Y yo ayer no veía mujeres de rojo.

Así que no me ha quedado más remedio que pensar que yo hoy me he levantado con algún tipo de transtorno neurológico que afectaba mi capacidad para distinguir los colores. Soy víctima de una alteración crómatica que convierte en rojo todo lo que ve. Soy un alquimista del color que transforma las nueces en tomates cherry.

Pero no me preocupa. Un mundo de color de rojo no es un mal mundo, aunque mi color sea el azul. Además, podría ser peor, podría ver a todas las mujeres de color amaranto, que es un color que nunca he sabido cómo es. Es más, tampoco tengo muy claro que realmente sea un color.

Un mundo amaranto... un maldito mundo amaranto.

Sinceramente, no sé si soportaría vivir en un mundo que no sé cómo es, o que no sé si realmente es.

jueves, 24 de enero de 2008

Aviso importante para las mujeres



No os caséis con Mel Gibson.

Todos los actores terminan de alguna manera, y en mayor o menor medida, encasillados. Michael Landon siempre será un buen tipo. Bruce Willis siempre terminará sus pelis salvando un edificio, una ciudad o, incluso, el planeta entero. Moore, Roger Moore no dejará nunca de ser Bond, James Bond. Michael J. Fox, por mucho que crezca, siempre aparecerá como ese eterno adolescente ( como yo, pero en guapo ). Vigo Mortensen siempre será ese melenudo detrás de una espada....

Pero, ¿y Mel Gibson?...¿de qué hace siempre Mel Gibson?.... ¡Joder, de viudo!.

¿¡Qué no!?. Veamos :

Braveheart: el bueno de Mel es un montañés que va por la vida, pintado a lo Kiss y sin calzoncillos, machacando ingleses porque los muy hijos de la Gran Bretaña le mataron a la mujer.

El Patriota: en esta Mister Gibson es un rico hacendado que tiene que criar solo a sus hijos porque su mujer, no se sabe cómo, decidió irse a criar malvas, que dan menos problemas que los hijos.

Arma Letal (1, 2, 3, 4 y las que vengan ): un policía atormentado por su pasado (tan típico como tópico) que va por la ciudad buscando que le peguen tres tiros porque no ha podido superar la muerte de su mujer.

Señales: Un cura, de esos que pueden casarse, que decide abandonar el alzacuellos porque ha perdido su fe. Y, ¿por qué ha perdido su fe?... pues es que resulta, oh cielos, que un tío muy moreno, que encima es el director de la película, atropelló a su mujer y la mató.

Mad Max : en un futuro no muy lejano Mel "alias viudo" Gibson es un poli duro, aunque tanto cuero me da que pensar que a lo mejor es vocalista de los Village People, que no tiene otra cosa mejor que hacer que ir matando macarras adictos a la gasolina. ¿Manías suyas?... No, es que los macarras estos resulta que mataron a su mujer.

Eternamente Joven...

Bueno, yo creo que ya es suficiente. Ha quedado claro, ¿no?.

Mel Gibson tiene fama, y según parece se la ha ganado a pulso, de ser un machista extremo, pero es que, ¡joder, esto roza la misoginia, si le dejamos hacer más películas acaba con el género femenino él solito!.

Lo dicho chicas: si tenéis en estima vuestra vida nunca, repito, nunca os caséis con Mel Gibson.

Avisadas quedáis.

publicado originalmente en Pandemónium el 11 de mayo de 2005

miércoles, 23 de enero de 2008

La soga o La sonrisa del ahorcado


Sabía que en algún momento a lo largo de su vida había sido feliz pero, por más que lo intentaba, no conseguía recordar cuándo.

Decidió que la próxima vez que lo fuese se haría un lazo en el cuello... para no olvidarlo nunca más.


lunes, 21 de enero de 2008

Las tres leyes de Judas sobre la negociación



1ª. Nunca des el primer paso en una negociación.

2ª. Nunca aceptes la primera oferta.

3ª. Sí, es cierto, de oro hubiese sido mejor, pero también podrían haber sido de bronce... ¿no?.

Gracias a Wen por la inspiración.

viernes, 18 de enero de 2008

El Escritor (acto final).




Shrub era, sin lugar a dudas, el mayor coleccionista de arte y de tesoros de todos los tiempos. Además de ser el mayor gilipollas de la historia, en opinión de las mentes pensantes de la época. Y de las no tan pensantes también.

La Gioconda colgaba sobre el cabecero de su cama. El pequeño pedazo del Guernica de Picasso que, milagrosamente, había sobrevivido al gran incendio de Madrid del 21, en su despacho, entre la bandera americana que Armstrong y Aldrin pusieron en la Luna el día que el hombre fue capaz de ir más allá de donde jamás había soñado ir, y un telar hecho a mano por la princesa Diana de Gales. La restos del Arca de Noe se mojaban en los días de lluvia en su jardín, junto a la Venus de Milo, y a una sección de veinte metros del acueducto de Segovia (los veinte metros centrales); y los restos incorruptos de dos santos y una santa se incorrumpían en la capilla familiar, junto a la sábana santa, y a tres kilos de astillas de la Sagrada Cruz . Sentado en el retrete del baño de su dormitorio uno podía leer la auténtica declaración de independencia de los Estados Unidos de América. Tenía en su biblioteca la primera Biblia de Gutemberg, el manuscrito de El Quijote, y los cuadernos escolares de Stephen King, entre otros.

Y ahora tenía El Libro, El Gran Libro de Joseph Littlebitch, que Shrub se negaba a enseñar a nadie.

Lo guardo celosamente en mi caja fuerte. Sólo yo tengo acceso a él. Ni mi mujer ni mis hijos lo han visto. Nadie lo ha visto excepto yo. Es, por decirlo de alguna manera, “mi pequeño egoísmo”, había dicho en uno los programas de máxima audiencia de la televisión en la primera entrevista que hizo tras la subasta, seis meses después. Sólo diré que Littlebitch se quedó corto al definirlo. No es una de las tres mejores novelas de la literatura universal. Es, sin lugar a dudas, la mejor. Es… el Libro.

Pero lo cierto es que en sus palabras no había entusiasmo y, por otro lado, a todo el mundo le resultó extraño que a Shrub, que todo lo que tenía lo tenía porque nadie más lo podía tener, como una muestra de poder, no le mostrase triunfante, y con una soberbia sonrisa de niño rico, El Libro a la humanidad.

Y mientras Josepth Littlebich que había desaparecido del mapa. Desde la rueda de prensa nadie le había visto. Sus abogados se encargaron de todas las gestiones relativas a la venta de El Libro sin tener que mediar él, ni con él. Fue imposible localizarle. Era como si se le hubiese tragado la tierra, con un pan de mil doscientos millones de eurodólares bajo su pierna amputada.

Charles Older le lanzó desde su programa un mensaje. Te conozco mejor que la madre que te parió, cabronazo, y en esa caja no había ningún libro… dime, viejo amigo, ¿qué había dentro?.

La respuesta le llegó en forma de misiva. Pero Older no la hizo pública. No se preocupen, que cuando Littlebitch muera yo mismo me encargaré de decirle al mundo lo que había en esa caja. Lo escribiré en piedra, para que perdure por los tiempos de los tiempos, dijo.

Joseph Littlebitch murió el 15 de febrero de 2056, rodeado de rubias platino con la cabeza hueca y de hijos bastardos con la camiseta del Liverpool, en una pequeña y perdida isla del Pacífico que había comprado con parte del dinero de la subasta, y que el mismo había rebautizado con el nombre de Nueva Utopía. Se había pasado los últimos veinte años de su vida allí. Perdido como un náufrago. Apartado del mundo civilizado. Disfrutando de la vida. Siendo, en definitiva, feliz.

Fue enterrado en lo alto de la única colina que coronaba la isla de Nueva Utopía. Charles Older se encargó de transcribir en la lápida de su amigo lo que George W. Shrub se encontró, escrito en una pequeña y arrugada hoja de papel, dentro de la caja de Littlebitch.

Nunca antes nadie pagó tanto por una pierna. Ahora estamos en paz”.

Y ese es y será por los tiempos de los tiempos el epitafio de Joseph Littlebich, escritor, y el título con el que, desde entonces, se regala en las escuelas públicas su antología completa.


FIN

martes, 15 de enero de 2008

El Escritor (segunda parte)


Se sentó, bebió un poco de agua, se encendió un cigarro ante el gesto de desaprobación de la directora general de Christie’s que, sabiamente, no osó recordarle al escritor la prohibición de fumar en sus centros, y comenzó a hablar.

Buenas tardes. En esta pequeña caja tengo la que es y será mi última novela. No voy a escribir más. Y puedo decir, sin ningún tipo de duda, que es mi mejor novela y posiblemente, y perdonen la petulancia, una de las tres mejores novelas de la historia de la literatura. Me ha llevado cinco meses escribirla, trabajando sin descanso, con jornadas agotadoras de hasta veinte horas sin levantar el culo de la silla. Puedo asegurarles que no ha sido fácil – hizo una pausa para darle un par de caladas a su cigarro y, tras mirarle el escote a una de las jóvenes periodistas de la primera fila, prosiguió - Esta es la única copia que existe. Ha sido escrita con una antigua máquina de escribir por lo que no existe copia en formato digital. Ni en formato digital ni en ningún tipo de formato. No hay copias de esta obra. No es un borrador, es la obra definitiva, y todo material relacionado, apuntes, correcciones, etc., ha sido destruido. Nadie la ha visto. Nadie ha leído una sola palabra. Yo mismo la he editado y encuadernado, artesanalmente. Lo que tengo entre mis manos – levantó la caja y la mostró ante las cámaras, cientos de flashes rompieron la tranquilidad lumínica de la sala- es lo que hay. No hay más. Les doy mi palabra. Pero como la palabra de un hombre en estos tiempos que nos ha tocado vivir no vale una mierda, en el despacho de la señora Trecher, directora general de la sala Christie’s – en ese momento miró hacia la señora Trecher, que se sentaba a su lado, y le sonrió, ella le devolvió la sonrisa, y cientos de flashes volvieron a iluminar sus caras – hay un documento que acredita todo lo que digo, y que podrá ser utilizado en mi contra en el caso de que se demuestre que lo que digo no es cierto. Les puedo asegurar que es papel mojado, no tiene más valor que el que le dan ustedes, porque yo no miento. Este libro es como la Gioconda de da Vinci, como la declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, como la camiseta con la que Kid Towers metió el gol que le dio al Liverpool el título de campeón de Europa del 2008. Este libro es único y... – se levantó apartando ligeramente su silla con su única pantorrilla – está en venta. Muchas gracias a todos.

Y se fue cojeando por donde había venido.

Durante los seis días que mediaron entre la rueda de prensa y la subasta de la obra no se habló de otra cosa que de Littlebitch y su libro. Se habló todo lo que se podía hablar sobre él. Su vida. Sus virtudes. Sus defectos. Sus secretos. Le salieron amantes por todas partes, algunas de las cuales juraban y perjuraban que habían leído El Libro, así, en mayúsculas, mientras compartían cama con él durante los cinco meses que duró el acto creativo. Aunque tras cinco minutos escuchándolas uno se daba cuenta que esas mujeres no eran capaces de leer más allá de la marca del champú con el que se lavaban el pelo rubio platino que coronaba sus cabezas huecas. Hasta le salieron tres hijos bastardos, uno de ellos tan sólo siete años más joven que él. Fue una auténtica locura.

Y mientras tanto Littlebitch alejado del mundo. Escondido. Desaparecido en combate. Sin noticias de Joseph, gustaba de decir la Señora Trever cada vez que alguien le preguntaba por él.

La subasta se inició a las 12:00 del 27 de diciembre de 2027, fecha que quedará escrita con letras de oro en la historia de la humanidad. Por la cantidad de dinero que se pagó por una obra de arte, pero sobre todo por el cambio social que produjo. Desde ese día todos los escritores consagrados escriben de encargo. Una única copia de la obra para un solo hombre. Aunque ninguna ha llegado jamás a alcanzar el montante que alcanzó la obra de Littlebich, de la que ni siquiera, a día de hoy, se conoce el título.

Mil doscientos millones de eurodólares pagó George W. Shrub, magnate del petróleo y hombre más rico del planeta, por el libro de Joseph Littlebitch. Mil doscientos millones de eurodólares por un libro que nadie había visto. No es de extrañar que ‘Nuevo elogio de la locura’ fue el pseudo título que le dieron a la novela en los, por esos días, bulliciosos círculos literarios.

... continuará en la tercera y última entrega ...


viernes, 11 de enero de 2008

Posts desde el futuro: El Escritor.

publicado el 23 de mayo de 2157 en Diario de un náufrago en un agujero de gusano

En el 2027 el escritor más leído en el mundo era el británico Joseph Littlebitch. Y lo era desde el 2019, fecha en la que publicó la que sin duda es su mejor obra: Te vas a cagar cuando te lo diga.

Cada nueva obra de Littlebitch, que era un autor prolífico que llegó a escribir hasta cinco novelas al año, era aclamada tanto por la crítica como por el gran público. Todo el mundo se rendía ante su prosa. Todo el mundo tenía una de sus obras como libro de cabecera. Todo el mundo quería leer a Littlebitch. Y los millones de aspirantes a escritor que caminan por el mundo querían, además, escribir como él.

Pero, en contra de lo que dicta la lógica, Littlebitch a pesar de ser el escritor más leído no era el que más vendía. Es posible que en la lista de los escritores que más ganaban estuviese el último.

En el 2026 Littlebitch, tras ganar el Premio PepsiCo de Literatura, el galardón más importante desde que con la desaparición de Suecia como país desaparecieron también los Nobel como premio, decidió donar su obra a la humanidad. Prohibió la venta de cualquiera de sus obras, e impulsó un proyecto por el cual sus libros se regalarían en las escuelas. Y no sólo a los alumnos. Cualquiera podía pasarse por una escuela pública y llevarse uno de los libros de Littlebitch. O toda su obra, si quería.

Littlebitch no daba conferencias, ni escribía para ningún periódico o publicación. No firmaba ejemplares, ni participaba en tertulias televisivas. Tan sólo iba de vez en cuando al programa de Charles Oldder, un escritor mediocre que tenía un programa literario en una cadena local y que era amigo de la infancia de Littlebitch. Lo hacía gratis, y para hablar de fútbol, que era su gran pasión. Joseph Littlebitch, a pesar de haberse criado en Londres, era del Liverpool. Como su padre.

Vivía de una mísera pensión de invalidez que le daba el estado. Littlebith perdió una pierna en la Gran Guerra del 17, la guerra del Petróleo. También perdió a su hermano, a la mujer que amaba, y a una gran parte de sus amigos. Y dicen que también la inocencia.

El estado había tasado en 1540 eurodólares al mes (40 eurodólares más que el salario mínimo interprofesional) el valor de su pierna amputada. Y eso era lo que recibía.

Pero él no necesitaba más.

En abril de 2027, por un error burocrático, Littlebitch. dejó de recibir su pensión e, incomprensiblemente, ya no volvió a recibirla nunca más. Littlebitch. luchó por lo que consideraba que era suyo. “Fui a matar o a morir obligado, y por una causa que entonces no comprendía y que ahora que comprendo no considero fuese justa” dijo en el programa de Oldder el primer y único día en el que no hablaron de fútbol. “Maté por petróleo, y algo de mí murió por petróleo. Y ahora quiero mi pierna o, en su defecto, mi pensión”.

Pero la burocracia es así. Si un funcionario pone que dos menos uno es igual a cero y otro, dos meses mas tarde y dos plantas más arriba, le pone un sello de visto bueno a esa operación, dos menos uno serán igual cero. Diga lo que diga Dios, el Diablo, o el mismísimo Joseph Littlebitch.

Inició una lucha legal para recuperar su pensión, pero perdió. Su caso, evidentemente, se hizo público. Miles de seguidores se ofrecieron para ayudarle económicamente. Pero Littlebitch no quería limosna, sólo quería lo que era suyo. Lo que se había ganado perdiendo parte de su ser. Rechazó cualquier tipo de ayuda, y desapareció. Nadie supo nada de él durante los cinco siguientes meses.

Hasta que el 18 de diciembre de 2027, a la hora del desayuno, el director de The Guardian recibió una carta manuscrita y firmada por Joseph Littlebitch. En ella Littlebitch anunciaba que el 20 del mismo mes, a las 15:00, daría una rueda de prensa que cambiaría el mundo. O al menos el mundo de la literatura. La rueda de prensa tendría lugar en la Sala Christie’s de Londres.

Y así fue.

Littlebitch. entró en la sala de prensa de la Sala Christie’s con cinco minutos de retraso. Estaba delgado. Llevaba una espesa y canosa barba descuidada que le hacía irreconocible excepto en las distancias cortas. Había dejadez en su peinado y en sus ropas. Y llevaba una pequeña caja plateada bajo el brazo. Los flashes de las cámaras, que disparaban sin cesar intentando captar una fotos que antes de revelarse ya se antojaban históricas, rebotaban en la caja multiplicando su brillo. Se sentó, bebió un poco de agua, se encendió un cigarro ante el gesto de desaprobación de la directora general de Cristie’s que, sabiamente, no osó recordarle al escritor la prohibición de fumar en sus centros, y comenzó a hablar.

... continuará ...

jueves, 10 de enero de 2008

La verdad sobre la cena del Rey.

Lo siento, chicos, pero he recibido amenazas por parte del Club Bilderberg y tengo que contar la verdad. Y no me preguntéis si el rey forma parte del club que las amenazas han sido serias.

En realidad ni el Zurdo, ni Clandestino, ni Estilografic ni yo mismo estuvimos en la cena de cumpleaños de su majestad el rey Juan Carlos (un coche perdido para los ingleses).

Sí es cierto que estábamos invitados, y sí es cierto que allí nos dirigimos. Pero no nos dejaron entrar.

Clandestino se presentó con un esmoquin y con zapatillas Converse, como Emilio Aragón cuando presentaba el VIPS Noche. Sólo que las Converse de Clandestino eran una de cada color, y el esmoquin alquilado, lo cual no debería ser inconveniente para haber entrado si no fuese porque el esmoquin llevaba publicidad de Sombrererías Peláez. “Es que así me sale más barato”, decía Clandestino.

El Zurdo iba con una camiseta tricolor. Roja, amarilla y morada. De manga corta. “Es que de manga larga no tengo, y yo vengo aquí a protestar”., dijo cuando Estilo le reprendió “pero hombre, ponte una chaquetita, que vas a coger frío”.

Estilografic iba en chándal, que es que venía del gimnasio, que se ha apuntado para coger fuerzas para el Cortylandia del año que viene. Es un chandal del atleti, pero de la temporada 95-96, regalo de un primo suyo del pueblo que le tiene manía.

El único que iba decentemente vestido era yo, que llevaba un traje diseñado por Agatha Ruiz de la Prada. Pantalones rojos. Chaqueta verde con las mangas amarillas. Chaleco rosa con corazones rojos. Pajarita de lunares. Y los meñiques estirados, como mandan las buenas maneras.

El maromo de la puerta nada más vernos dijo “eh.... ¿dónde vais, piltrafillas?” a lo que el Zurdo, sin darnos tiempo a sacar las invitaciones ni a decir esta boca es mía, contesto a grito pelado “¡Viva la república!... ¡Viva la Repu..."

No recuerdo nada más, sólo que me desperté en un calabozo y con todo el cuerpo dolorido.

Tenemos a todos los compañeros de celda acojonados. No me extraña, con estas pintas...

Escribo este post con la conexión Wi-Fi que lleva el traje de Agata Ruiz de la Prada.

Que alguien venga a sacarme, por favor. Es fácil reconocerme, soy el único que no se está haciendo un tatuaje carcelario.

domingo, 6 de enero de 2008

Mi regalo de reyes

Bueno, parece que ha habido suerte y no justicia y los Reyes Magos me han traído lo que les había pedido: una máquina del tiempo.

Es un modelo de gama básica, una máquina del tiempo para pobres, así que sólo tiene tres palancas: "ir a tomar por culo en el futuro", "ir a tomar por culo en el pasado", "volver al presente y que Dios nos pille confesados". El problema, como puede apreciarse, es que no se puede determinar el año al que quieres ir.

Además, esto de las máquinas del tiempo es un poco como las consolas de los videojuegos, que vienen con lo básico. Una consola viene con un sólo mando y un sólo juego, y si quieres más, a gastarte una talegada. Las máquinas del tiempo utilizan cargas de uranio enriquecido con leche, cacao, avellanas y azúcar, y sólo viene una carga. Cada carga cuesta más que un un piso en el barrio de Salamanca así que mucho me temo que sólo podré hacer un viaje. Cuando termine de pagar la hipoteca que tengo ahora pediré otra hipoteca para comprarme una carga, y haré otro viaje. Para vuestra información sólo me quedan 25 años para terminar de pagar la hipoteca.

Ahora el dilema es, ¿utilizo mi única carga para ir al futuro, o mejor me hago un viajecito al pasado?. Claro, siempre teniendo en cuenta que en mi máquina el salto lo determina el azar (el fabricante te garantizan un salto mínimo de diez años, ya que la primera máquina que se vendió hizo un primer salto al pasado de 18 minutos y 27 segundos, y el mosqueo del usuario al encontrarse que su viaje en el tiempo sólo le había servido para ver como volvía a desembalar la máquina fue de los que hacen época... presente, pasada, o futura).

¿Qué haríais vosotros... viajaríais al futuro... al pasado... venderíais la carga en el mercado negro... cambiaríais la máquina del tiempo por un calentador de tazas USB, que era lo que realmente queríais que os trajesen los reyes?.

Yo, por mi parte, creo que me lo voy a pensar un par de días.

jueves, 3 de enero de 2008

Tipos de personas

Hay dos tipos de personas: los que quieren que Harold Crick muera, y los que quieren que viva.

¿De qué tipo eres tú?...

miércoles, 2 de enero de 2008

Artabán en Madrid

Bueno, ya hemos pasado el Sorteo de la Lotería de Navidad, Nochebuena, los Santos Inocentes, y Nochevieja (antes de que se me olvide, Feliz Año Nuevo para todos, que luego me dicen que soy un triste y un sieso, y todo eso que me dicen que soy). Sólo nos queda la noche de Reyes y ¡hasta el año que viene, oh, dulce y coñazo Navidad!

Tengo que reconocer que, a diferencia de las otras fechas navideñas señaladas, por la noche de Reyes si que tengo yo un especial cariño. Pero vamos, que es puro egoísmo.

Por cierto, hablando de los Tres Reyes Magos, resulta que el anuncio de Red Bull, ese en el que aparece un cuarto rey mago, no van tan desencaminado. Según cuenta la leyenda existió un cuarto rey, Artabán, que no llegó a tiempo para darle al niño Jesús sus regalos. A saber: un diamante, jaspe, y un rubí. Resulta sospechoso que el que más y mejores regalos llevaba se perdiese por el camino, ¿verdad?. Bueno, al menos a mí me lo parece.

Todo esto lo contó
Henry van Dyke en su obra El otro rey mago (lo de que resulta sospechoso que se perdiese no lo contó él, es una apreciación mía), pero os hago un resumen para que no tengáis que leeros el libro, que seguro que es un ladrillo.

Resulta que los cuatro reyes magos habían quedado en reunirse en la estatua del Oso y El Madroño de la Puerta del Sol (aunque Gaspar decía que era mejor quedar en el Kilómetro Cero, que por la estatua del Oso y el Madroño había mucho chapero, pero bueno, a Gaspar no le hacían nunca ni puto caso) para salir juntos y encontrar, guiados por la estrella de Belén, al niño Jesús. Esto de que ellos dijesen en rueda de prensa tras la entrega de trofeos, perdón, de regalos que una estrella les había guiado hasta el pesebre me hace a mí pensar que es muy posible que, ante la tardanza de Artabán, nuestros queridos Gaspar, Melchor y Baltasar hubiesen estado esperando al cuarto rey en la taberna del Anciano Rey de los Vinos (la de la calle de La Paz), tomando unos cuantos vinos y unas torrijas. Más vinos que torrijas.

Bueno, el caso es que como Artabán tardaba tanto, y en la taberna ya estaban empezando a mirarles mal con tanto cántico y tanta exaltación de la amistad y de la salvación, decidieron mandarle un SMS diciéndole que partían si él, que ya se encontrarían por el camino. (recientemente, en uno de los
manuscritos de Qunrám, se ha encontrado el mencionado mensaje: "Artabán, q t den. Nos bmos x el kmino. Pásalo").

Cuando Artabán leyó el SMS decidió seguirles en Metro, porque es por todos conocido que el Metro de Madrid vuela, aunque ahora con la eterna huelga de limpieza más bien huela, pero justo cuando iba a entrar se encontró tirado entre los tornos de acceso a un anciano que había resbalado por culpa del aceite que a ciertas personas se les había caído
accidentalmente. Artabán decidió ayudar al anciano, que con la caída se había fracturado la cadera y había perdido la parte superior de su dentadura postiza, además de su carné del bingo. Su ayuda consistió principalmente en pagarle una prótesis de cadera nueva en Alemania (Artabán es de los que piensan que si los ricos pensionistas ingleses, alemanes, holandeses o franceses vienen a España para operarse de la cadera por la patilla pues es de recibo que los españoles vayamos a sus países a devolverles el detalle, ¿no?... aunque en sus paises de origen haya que pagar una talegada por una prótesis de cadera... es que Artabán es así, a veces parece gilipollas, pero bueno).

Tres meses perdió Artabán en ayudar al anciano... tres meses, y el diamante, que lo utilizó para pagar la prótesis.

Artabán, tras dejar al anciano en el bingo, ya recuperado y con una novia nueva que había conocido en uno de los bailes del hogar del pensionista, siguió su camino y entonces se encontró en el centro con que unos chavales rumanos amigos de lo ajeno (y amigos también de los reporteros de Madrid Directo, que todos los años les sacan mínimo tres veces, que les conoce ya todo Madrid, que parece que los únicos que les conocen son los jueces) estaban intentando robar a unos turistas japos. Artabán intentó evitar el robo dialogando con los niños, de buenas maneras, dándoles una caramelos y todo eso que portan los reyes magos, con tan mala fortuna que un asistente social que pasaba por allí se pensó que... bueno, resumiendo, que Artabán tuvo que pasar 30 años y un día acusado de pedofilia. Y para más inri en un descuido los niños rumanos le habían robado la cartera y el rubí.

El caso es que Artabán, tras cumplir su condena, salió de la cárcel y siguió su búsqueda del niño Jesús, aún a sabiendas de que el niño Jesús ya habría hecho su primera comunión, el servicio militar en la legión romana, y lo mismo hasta llevaría barbas. El caso es que mientras subía Montera hasta Tribunal se encontró, además de con los Burning, con una inmigrante que se prostituía bajo una cámara del ayuntamiento. Artabán, que era un santo y un casto varón, estuvo dialogando tres horas con ella, escuchando la triste historía de como su chulo, un hijodeputa sin corazón, como todos los chulos, le obligaba a prostituirse para pagarse el pasaje hasta esta la tierra prometida. Artabán, se apiadó de ella y decidió comprar su libertad. Le dio al chulo el pedazo de jaspe, además de un escupitajo en un ojo.

Y ahí estaba nuestro pobre cuarto rey mago, solo, sin regalos, y sin conocer al redentor, cuando apareció una banda de albano-kosovares que iban a la caza y captura de ventrílocuos, y que le dieron una paliza de muerte tras confundirle con Maricarmen y sus muñecos.

Y mientras Artabán, herido de muerte, daba su último suspiro oyó la palabra de nuestro señor Jesucristo diciéndole "En verdad te digo que espero que tú, a diferencia de tus compañeros, si cumplas y vengas con la Wii".

Bueno, a lo mejor no fue así, pero que más da. Cada uno escribe las leyendas como le sale del roscón de reyes, ¿no?.

Para terminar os dejo el video de Red Bull pero en versión italiana, que es que según he oido por ahí, que no sé yo si es verdad, en Italia lo han censurado.





Espero que a mí no me censuren este post.