sábado, 31 de marzo de 2012

Elemental

Lo siento, doctor, pero mucho me temo que si no hay cadáver, no hay caso. Sí, lo sé, yo tampoco encuentro lógica a que esta pobre mujer, con la yugular seccionada, desangrada, y sin pulso, se levante tan tranquila y se desplace hasta la esquina para seguir ofreciéndose a hombres borrachos y sin escrúpulos. Pero esto es Whitechapel, mi querido Watson, y aquí todo es posible: hasta que los muertos se prostituyan por un puñado de peniques. Volvamos a Baker Street. O, mejor aún, vuelva usted solo. Ya me reuniré con usted más tarde. Y no me espere para cenar, creo que hoy voy a demorarme un poco. Por cierto, ¿no llevará usted unos peniques sueltos en los bolsillos, verdad?



sábado, 24 de marzo de 2012

El olor del pegamento de las coderas por la mañana


Estoy dejando de fumar. No de golpe, claro. Y no del todo. A mí los radicalismos nunca me han gustado.

Dicen que cuando dejas de fumar engordas porque te da por comer. Sustituyes el cigarrito por el pan. O por las salsas. O por el pan mojado en salsas.

Ocurre que...

Estoy dejando de comer. No de golpe, claro, Y no del todo. A mí los radicalismos nunca me han gustado.

Dicen que cuando te pones a régimen, si eres fumador, fumas más. Sustituyes el pan, o las salsas, o el pan mojado en salsas por el cigarrito.

¿Lo han oído?... Es el universo, que se está plegando sobre si mismo.

El caso es que...

Si no puedes sustituir lo que habitualmente sustituye a lo sustituido, por algún otro lado tienes que sustituir.

A mí me ha dado por poner coderas a mis camisas, y por llamar al contestador automático del Ciudadano García.

Lo de las coderas está empezando a ser enfermizo: una vez que terminé con mis camisas rotas, seguí con las que no necesitaban de remiendos. Ahora se las pongo a las camisas nuevas. Se las pongo antes de quitarle las etiquetas. Si no me gusta como quedan, las descambio. Con las coderas puestas, por supuesto. Ayer descambié una. Era de Armani. Las coderas de todo a 100. El dependiente me miraba raro, pero yo me enfrenté a su mirada con dignidad.

Lo de las llamadas al contestador automático está empezando a ser humillante. García sólo ha emitido una en su programa, y fue la primera que hice. Me pregunto si no tengo nada importante que decirle al Ciudadano García. O a la ciudadanía en general.

Pero sobre todo me pregunto qué sustituye a qué: si las coderas a los cigarritos y las llamadas a la comida, o viceversa.

Lo que sí tengo claro es que me gusta el olor del pegamento de las coderas por la mañana... y supongo que esto te suena.

miércoles, 21 de marzo de 2012

El abominable hombre de las nieves

¿Hay algo más insoportable que un reportero de Madrid Directo
en el Puerto de Navacerrada?


El Puerto de Navacerrada en 1920

lunes, 19 de marzo de 2012

Enamorada


Y la mantis terminó con café, copa, y lágrimas.




domingo, 11 de marzo de 2012

Con dos de extremaunción, por favor.

Sí, la nueva reforma laboral es una putada, ya lo sé; al menos para los que tenemos trabajo (para los que no lo tienen está por ver). Pero os aseguro que hay cosas peores: en mi empresa consideran que se queda corta, y han decidido que lo mejor es dar el finiquito a aquellos trabajadores que pierden el tiempo tomando café.

Y cuando digo dar el finiquito lo digo en el sentido más extremo de la palabra.







¡Qué Dios nos pille confesados!


jueves, 1 de marzo de 2012

El casete


Yo lo intento, de verdad.

Todos los días, la cotidianeidad, que es la auténtica deidad de los mortales como yo, me ofrece historias que contar.

Las recibo. Las mastico. Las guardo. Pero luego, cuando toca el turno de ponerlas aquí, no me apetece; o la pantalla en blanco se me antoja insalvable.

Te lo juro, lo intento.

Intento que este blog no muera.

Pero lo cierto es que la desidia me ha pegado un bocado en todo el bebes que...

Bueno, que ayer el casete cumplió 50 años, y hoy a mí me apetece poner esta imagen en el blog.




Poner esta imagen en el blog es una pequeña victoria en mi lucha contra la desidia, ¿no?

Felicidades, casete... ¡estás hecho un chaval!