jueves, 26 de noviembre de 2009

To peer or not to peer


No debería sorprenderme. Después de todo es uno más, como lo son ser, estar, o haber; y, como ellos, está en su derecho. Pero no puedo negar que me ha sorprendido (y gratamente) encontrarme con que la RAE conjuga en su limpio, fijado, y esplendoroso diccionario, el verbo peer.

Y eso no es todo: el WordReference va más allá y conjuga peerse.

Yo ya me los estoy aprendiendo. Y es que es inevitable que todo (por no decir absolutamente todo) se irá, tarde o temprano, al "peo".

Peamos todos juntos cuando esto suceda, hermanos.


lunes, 23 de noviembre de 2009

La suplente


Hasta siempre, Vladimir. Si ves a Dios salúdale de mi parte, susurró mientras cerraba la compuerta. Desde lo alto, uniformes engalanados lo observaban todo con la frialdad que da el poder. Inicien la secuencia. Estamos haciendo historia. Había orgullo en sus ojos. Iniciando secuencia. Monitoricen las constantes vitales. ¿Qué ocurre? No hay respiración, señor. No hay pulso. Pasadme la imagen del interior al monitor cinco. Imagen en monitor, señor. Su lengua colgaba inerte. ¡Mierda! Golpeó la mesa. Te dije que era asustadizo. Era el más fuerte. Te dije que no aguantaría la presión. Aborten. Cerrando secuencia en tres, dos, uno. Traed a Laika.




jueves, 19 de noviembre de 2009

El sexto sentido


"No podemos luchar contra el futuro, el tiempo está de su parte", dijo alguien en el pasado.

O tal vez todavía no lo ha dicho, y lo dirá en el futuro.

No sé, pero lo cierto es que, lo hayan dicho o no; estemos decididos a luchar contra el futuro o, por el contrario, nos sometamos derrotados a él antes de comenzar la lucha; seamos, fuésemos o seremos... lo cierto es que el futuro, ese futuro que hemos estado viendo durante décadas en las películas de ciencia-ficción, ya está aquí.

Y tal vez haya venido para devorarnos.

Las entrañas.






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miércoles, 18 de noviembre de 2009

La Navidad en manga corta


Esto de adelantar la Navidad es ya imparable.

Y es que no solamente es cosa de El Corte Inglés... es que hasta mi cactus, que florece justo antes de Navidad, ha decidido apuntarse al carro.

Y todo esto, en marga corta.





jueves, 12 de noviembre de 2009

El marcapáginas de Dios


La vida es un cuento contado por un idiota, decía Macbeth.

Lo que Macbeth no sabía es que el libro de cabecera de Dios es un libro de cuentos, de todos los cuentos habidos y por haber, y que todas las noches, tumbado en su cama, mientras se fuma el último cigarrito del día, Dios se lee un par de cuentos y se parte la polla con ellos.

Y todo esto lo digo tras encontrarme al despertar un marcapáginas sobre mi cabeza.

Es de publicidad de una bodega, y lleva 5 céntimos en una participación para la Lotería de Navidad de este año.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Degollando a un terrón de azúcar


La sangre sobre la nieve es más roja. Es como matar entre sábanas. Como amputarle un brazo al panadero. Como degollar a un terrón de azúcar.

Por eso no voy a matarle ahora. Dejaré que termine su trabajo. Dejaré que vuelva a su cabaña. Que cene caliente con pan recién hecho. Que se tome su café con dos de azúcar. Que se vaya a la cama contigo.

Yo sólo quería que aprendieses lo básico para poder ir juntos al lago que hay pasado el bosque, trescientos metros fuera de pista. A tomar un chocolate caliente. Es un lugar maravilloso, ¿sabes? Y un par de clases bastaban.

La chica del pelo corto era perfecta para ti. Pero no, tú tenías que elegir al guaperas ese de los ojos azules. Le he estado observando y tiene mucha paciencia, dijiste. Serás cabrona.

La sangre sobre la nieve es más roja que la ira. Pero eso ya lo descubrirás tú esta noche.



martes, 3 de noviembre de 2009

Números


Llevo dos días seguidos quedándome dormido. Dos días seguidos sin oír el maldito (por siempre maldito) despertador. O no lo oigo, o no quiero oírlo.

A pesar de ello, llevo dos días seguidos levantándome a la misma hora: las 6:59 a.m.

Abro los ojos, miro el reloj, y pienso: las 6:59... me he dormido.

Si mañana, cuando abra los ojos, el maldito (por siempre y siempre maldito) despertador marca por tercera vez las 6:59, pensaré que es una señal, y empezaré a comerme la cabeza.

Hasta entonces no pienso darle vueltas al asunto. Después de todo, no son más que números.

Con la trilogía del Parque de Atracciones pensaba que iba a alcanzar las cifras que el malogrado Stieg Larsson ha alcanzado con su trilogía de Millenium. Pero no en ventas, en visitas. En visitas, y en comentarios. Millones de visitas, y millones de comentarios.

Pero no ha sido así. Más bien todo lo contrario: con la Trilogía del Parque las visitas y los comentarios han disminuido, lo que, siendo sincero, me ha desanimado como bloguero.

Pero bueno, seguiré con el blog. Después de todo, no son más que números.

Mucho me temo que el número de mascarillas que han tenido que utilizarse en los últimos días en los centros de salud ha desbordado las previsiones de Sanidad. Y, con seguridad, también sus presupuestos. Si la semana pasada en el hospital te daban una mascarilla 2.0 (semirígidas, con una placa metálica bajo la nariz que no sé para que demonios sirve, y una goma elástica de calidad, de las que no rompe ni la mayor de las cabezas) esta semana, en cambio, las mascarillas son versión principios del siglo pasado. O peores. Un trozó de papel, con dos débiles gomas elásticas que se enganchan a las orejas. Si no tienes orejas, te jodes.

Me pregunto a cuánto se está pagando el kilo de mascarillas, y quién cojones se estará forrando con este tema.

Pero bueno, seguiré tapando mi cara sin nocturnidad, ni alevosía. Después de todo, no son más que números.

Ayer debatía con mi amigo el Señor K. sobre esto de las redes sociales. Facebook supera ya los 300 millones de usuarios (ponlos en fila), pero ni él, ni yo, tenemos cuenta en Facebook. Ni en Facebook, ni en ningún otra red social. Para que negarlo... nos acojona.

Pero, a diferencia de mí, al Señor K. si le gusta darse una vuelta de vez en cuando por las redes sociales. "Navegar por ellas es como sentirte James Stewart en La ventana indiscreta, pero sustituyendo los prismáticos por el ordenador", me decía el Señor K.

Y es cierto, sólo que además de sustituir los prismáticos por el ordenador sustituyes también un puñado de ventanas de cristal por 300 millones de ventanas formadas por hasta 16,7 millones de colores.

A mí, personalmente, me acojona. Pero bueno, después de todo, no son más que números.





[Gracias al Señor K. por el enlace al vídeo]