jueves, 25 de marzo de 2010

La última cena


- ¿Qué coño es esto, maestro?

- Cordero... o al menos eso es lo que yo he pedido. Cordero para todos.

- ¿Cordero?... ¿¡Esto es cordero!?...

- Cordero deconstruido lo llaman.

- Una puta mierda lo llamo yo.

- No seas así, hombre...

- No me jodas, maestro... esto es para coger al cocinero y colgarlo de un árbol.

- Y que culpa tengo yo de que este sea un cuadro del siglo XXI.

- Pues nos llevas a cenar a otro cuadro.

- Imposible. Este es el que toca. Ya está pagado. Y el pintor es de renombre.

- No, si ya sabía yo que de aquí íbamos a salir con hambre.

- ¡Calla, coño, que siempre estás igual!

- Pues mira, a mí que me pongan unos huevos fritos con chorizo, y a tomar por culo.

- ¿Por tus santos cojones?...

- Sí, por mis santos cojones...

- Joder, Judas...



viernes, 19 de marzo de 2010

Mr. Zimmerman


He desempolvado a Mr. Zimmerman.

Esta acción, teniendo en cuenta que Mr Zimmerman es un robot cuyo cometido es limpiar el polvo, podría hacer que el universo se plegase sobre si mismo. Desempolvar al desempolvador... qué osado.

Pero no temáis: un ser tan insignificante como yo nunca provocaría una acto de autodestrucción por parte del universo.

Estoy muy por debajo del aleteo de las alas de una mariposa, por poner un ejemplo.

Mr Zimmerman limpia el suelo. Lo desempolva, quita las pelusas, abrillanta, y da esplendor. Como la RAE, pero con baterías.

Es incansable. No se queja. Trabaja bien. Y, además, hace compañía.

Y nunca pide días libres.

La verdad, no sé por qué lo tenía guardado cogiendo polvo.

Os presento a Mr. Zimmerman.





Es un regalo y, aunque no empezamos con buen pie (probad a moveros por una casa pequeña con un robot que se empeña en seguirte por todas partes), tengo que decir que a día de hoy no podría vivir sin él.

Lo llamamos Mr Zimmerman porque, días antes de que llegase a casa, Dominga y yo habíamos estado viendo a Bob Dylan, más conocido en su casa como Robert Allen Zimmerman, en el Rock in Rio.

Y Bob Dylan llevaba uno en la cabeza.




No me preguntéis por qué Dylan se pone un robot en la cabeza. No lo sé.

Todo el mundo sabe que Mr. Dylan siempre ha sido un tío muy raro.


lunes, 15 de marzo de 2010

Googol


Seamos realistas: una empresa que debe su nombre a la incapacidad de sus creadores para deletrear correctamente la palabra googol, no puede llegar muy lejos.

Vamos, que ya os digo yo, aquí y ahora, que de Saturno estos no pasan.

Y esperate tú que al Jupiter Maps no lo llamen Yupiter Maps




domingo, 7 de marzo de 2010

Woodstock y las palomas


Hacía tiempo que no me enfrentaba a una de esas paradojas con las que el universo encuentra una excusa perfecta para plegarse sobre si mismo. Una de esas paradojas que sacan a la luz esas tendencias suicidas del Universo.

Pero el otro día me encontré con una. O, al menos, eso pensaba yo.

Me puse Destino Woodstoock, de Ang Lee, en el vídeo, y me preparé para ver una escena de palomas blancas volando a cámara lenta.





Pero terminó la película y, demonios, no podía creerlo. Ni una escena de palomas blancas volando a cámara lenta. Es más, quitando las del logo del festival de Woodstock, ni una paloma. Ni pichón Ni Chirriador. Ni volantón. Nada.




Eso sí, palomo cojo si sale alguno que otro.

Entonces me dije, no puede ser, tiene que salir alguna escena de palomas blancas volando a cámara lenta. El universo se hubiese plegado sobre si mismo el día del estreno si no fuese así.

¿Tal vez he visto la versión reducida?, me dije.

¿Tal vez Ang Lee ha cambiado las palomas blancas volando a cámara lenta por tíos embarrados deslizándose por una colina?, me grité desesperado.

Y entonces me di cuenta de mi error.

Joder, el tío pesao de las palomas blancas volando a cámara lenta es John Woo.


martes, 2 de marzo de 2010

Egoísta


Dicen que soy un egoísta; y yo tengo una opinión al respecto.

Pero voy a guardármela para mí.