viernes, 9 de febrero de 2007

Un conejo en la ciudad


No soy esclavo de la tecnología. Tampoco soy enemigo, no tendría sentido, la tecnología me da de comer. Y además, tengo un blog.

Mi primer móvil me salió gratis. Fue hace mucho tiempo, en una de esas campañas de captación de clientes en las que el saldo que te daban era mayor que el precio del móvil. Era un móvil de prepago. Un Ericsson. Me captaron, pero no me esclavizaron

Ahora los móviles también me salen gratis. Tengo una especie de acuerdo no escrito con uno de mis hermanos: él, un pobre esclavo de la tecnología, se compra móvil nuevo y yo me quedo con el viejo, me meto en Google, busco como liberarlo (compartimos padres, pero no compañía telefónica), lo libero, y ya está, móvil nuevo por la patilla.

Hace un par de semanas mi hermano cambió de móvil y, por supuesto, yo también.

Y por primera vez tengo un móvil con cámara integrada. El anterior tenía la cámara como accesorio conectable por ahí por donde la espalda del móvil pierde su honroso nombre, es decir, por el conector. Era una buena cámara, con flash y buena resolución, pero nunca la llevaba encima.

Bueno, pues he descubierto que un móvil con cámara integrada tiene una utilidad premonitoria nunca antes imaginada por mí. Ni por Rappel. Ni por la bruja Lola. Ni por su puta madre.

Tomad nota porque es importante:

Cuando tu móvil te indique que la batería está baja para hacer fotos no dudes en que hasta que la recargues algo sorprendente, algo curioso, algo fuera de lo normal... resumiendo, algo digno de ser fotografiado te ocurrirá.

Hoy he salido de casa con la batería baja y me he encontrado un conejo en la ciudad. Se ha cruzado delante de mí, ha parado, se me ha quedado mirando, y ha seguido su camino hacia... no sé, supongo que hacia una muerte segura bajo las ruedas de un coche.

Así, descrito con palabras, no parece muy sorprendente pero os puedo asegurar que si hubiese podido sacarle una foto lo sería, era como encontrar un pezón supernumerario en una calva...

Que pena no haber tenido batería. Y es que yo no sé si una imagen vale más que mil palabras, supongo que sí, pero lo que es seguro es que os hubieseis ahorrado mi charla, que no es poco.

6 mensajes en la botella:

Laura Pando dijo...

Leyéndote las primeras veces ya había tenido la sensación, pero con este texto lo he confirmado. Me recuerdas mucho a un amigo, uno que me hace reír un montón con la forma que tiene de contar las cosas. Sé que las comparaciones son odiosas, pero créeme que esta es buena buena :D

Curioso el encuentro con el conejo ¿en Madrid?
Estás mejor de tu lumbalgia?

Saludos

Trasto dijo...

Lástima de la batería.
Tal vez era el conejo de Alicia en el País de las Maravillas...
¿Llevaba un reloj? ¿Iba diciendo "Llego tarde, llego tarde"?

A mí, una vez, me miró una abubilla... y cómo no tenía móvil con cámara, ni móvil, ni cámara, la dibujé, para no olvidarme de que la había visto.

¡Lástima que se nos haga extraño que los animales se nos queden mirando!

Besos con batería baja

*Mariana* dijo...

hola.....
un conejo enla ciudad??? solo lo creo cuando lo vea! por que no lo fotografiast???!! jejejeje solo una bromita para cargarte aun más por no llenar la bateria

entretenida forma de contar tu anecdota... espero ser bienvenida para leer otras

c.ya!ºº

Lena dijo...

Preferiria la foto del pezón en la calva a la del conejo...;))) Que quieres...se ve que ya he visto muchos conejos en mi vida (nunca sueltos por la ciudad todo hay que decirlo). Uy, esto ha sonado mal, muy mal...jajaja...pero no voy a borrarlo. A buen entendedor...
Besitos de martes!!!!

Anónimo dijo...

Ahora te comento lo del conejo, es que hay una cosa que no me ha quedado clara...has dicho que tenías un móvil "para" la patilla??...Bueno...tú mismo, a ver si lo de la foto va a tener que ver con eso y no con la batería ;p
Lo del conejo...si no es el de la suerte no me interesa...

Carlos Añejo dijo...

Contestando, que es gerundio.

Bueno, cascabel, no en el mismo Madrid, en la periferia, que a nivel de jungla asfaltera, es como Madrid pero en pequeño. Mi lumbalgia mejor, gracias, pero disculpa que no me levante ante tu presencia.

Si, Trasto, es una lástima que se nos haga extraño que un animal se nos quede mirando, pero te puedo asegurar que cuando una noche en la montaña durmiendo bajo las estrellas unos ruidos te despiertan y descubres a menos de dos metros de ti a un jabalí que te mira fijamente y que, tras unos eternos segundos de cruce de miradas, sale corriendo hacia la espesura como alma que lleva el diablo (y con él esos colmillos afilados como cuchillas que lleva en la boca) no te da lastima que se te haga extraño… te da lástima no haber llevado papel higiénico.

Que difícil es escribir tu nick, m@n4, pero aún así eres bienvenida. Eso sí, al salir apaga la luz y deja unas monedas en el sombrero, por favor.

Lena, donde esté un buen conejo que se quiten todos los pezones del mundo. ¿No?.

No sé, Crazy, pero puede que sea el conejo de la suerte y por eso sobreviva donde los humanos a duras penas sobrevimos aunque sí se lo preguntas a un australiano te dirá que más que suerte lo que tienen los conejos es una capacidad de supervivencia inaudita.

Y para terminar un poco de peloteo: ¡Pero que público femenino más majo tengo... joder!