viernes, 15 de mayo de 2009

Agua y fuego en Puerta Cerrada


Estaba yo sentado sobre el pedestal en el que descansa la cruz de la Plaza de Puerta Cerrada cuando mirando hacia arriba, no sé hacia qué dirección porque hace tiempo que perdí el norte, descubrí en uno de los muros, junto a un trampantojo de verdes hojas, un lema cuando menos curioso: "Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son"

Por más que le daba vueltas a mi cabeza (en el sentido literal de la frase, como la niña de El Exorcista ) no le encontraba sentido al texto allí escrito así que decidí realizar una encuesta entre los viandantes sobre el significado de dicho lema. 

Nueve de cada diez encuestados contestaron que no, que no tenían fuego. El décimo en discordia, guiri en la mayoría de los caso, contestó que no le hiciese daño, por el amor de Dios, mientras me daba la cartera, el reloj, la cámara digital, el bocata de calamares recién comprado en la Plaza Mayor y el tabaco, Ducados negro en su mayoría. 

No conseguía entender a cuento de qué venía tal reacción, pero no le di importancia. 

Como el misterio sobre el lema en la pared seguía sin resolverse decidí invocar a San Isidro Labrador, seguro de que este insigne madrileño tendría la respuesta. 

San Isidro me contó que en Madrid siempre hemos ido sobrados de agua, tanto en superficie como en el subsuelo. No había plaza o lugar público donde no se levantase un pozo, pilón o fuente. De hecho, la cruz en la que yo descansaba indicaba que allí, en Puerta Cerrada, había antiguamente una fuente de la que, por cierto, manaban las aguas más ricas de toda la ciudad. Por eso el antiguo lema de la ciudad dice que "Fui sobre agua edificada". En cuanto a lo de los muros de fuego pues, siempre según el Santo Isidro, las murallas de Madrid estaban levantadas con piedra pedernal. En las noches en las que el viento se levantaba con fuerza, haciendo golpear contra las murallas la arena de la ciudad, saltaban tal cantidad de chispas que, visto desde la distancia, parecía que las murallas estaban ardiendo. 

Por último, antes de irse, Isidro me preguntó que hacían todas esas carteras, cámaras, relojes y demás objetos de valor ahí amontonados. Yo le dije que no eran míos, que los habían dejado olvidados uno de cada diez transeúntes que por allí habían pasado en la última hora y media; a lo que San Isidro, siempre tan buen ciudadano, siempre tan santo, dijo que eso no podía quedarse ahí, que era un peligro para el correcto circular de carros y carretas, y me ofreció una saca para quitarlo de ahí y tirarlo al río. 

Y es por ello, señor Juez, por lo que la policía, bendito cuerpo que vela por nosotros, me encontró bajando la calle de Segovia en dirección al Manzanares con una saca llena de objetos de valor a mis espaldas. Así que le ruego... le exijo me deje en libertad. 

¡Al calabozo con él!. 

Soy inocente. 

¡A la horca!. 

Joder...

Minimamente adaptado del original publicado en Pandemónium el 12 de septiembre de 2005


8 mensajes en la botella:

Irreverens dijo...

¿Qué puedo hacer para evitarte la horca, Náufrago?

¿Quizás alegando que gracias a ti cada día soy un poco menos ignorante...?

¿Y que tus lecciones no pueden ser más amenas?

wen- dijo...

Ya, ya...... menudas exusas....
Hombre, a mi la horca me parece excesivo la verdad.... yo le propongo al Sr. Juez que te deje sin Mahou durante todo el verano XD Mucho más humanitario lo mío, no?
Delincuente!

Me ha encatado la historia por cierto :D

Anhónima dijo...

¡Cómo en las películas!: “Me lo pido como esposo”
P.D. Qué risa, es usted un desastre con los finales (el anti-héroe).
Me ha gustado mucho, un saludo.

Trasto dijo...

¡Condénele, señor juez!
¡Condénele!
Un náufrago deslenguado dotado con tamaño don no debería andar por las calles sin condena.
¡Condénele a que nos cuente las historias de todas las puertas, los puentes, las calles, los caminos y las cruces de la basta arquitectura madrileña!

El pueblo ha hablado.

David dijo...

mmmmm no ha pensado Sr. Naufrago, decir en su defensa que es usted una victima de las Izquierdas... lo digo porque eso parece que cuela... aunque no se yo si Cuqui le dejara salir sin afeitar en su programa

marisa bop dijo...

Ya que veo que eres docto en la materia te pediría que me explicases "¿por qué San Isidro se caso con Santa María de la Cabeza?". Es que me lo ha preguntado mi hija este fin de semana y me ha dejado sin palabras (y mira que eso es difícil).
Un beso y cuidadito con lo ajeno ;P

Carlos Añejo dijo...

Empieza por pagar la fianza, Irre.

Prefiero la horca, Wen.

Anti-héroes somos todos, Anhónima. Tendría que ver a Superman recién levantado, o cag... perdón.

El pueblo es cruel, Trasto.

Mientras me deje fumar, lo del afeitado es secundario, David.

Tal vez por amor, Marisa. Aunque parezca raro, a veces la gente se casa por amor.

Gracias a todos por vuestros comentarios

Irreverens dijo...

¡Qué materialista me has salido, Náufrago...!