jueves, 8 de octubre de 2009
Lost (1ª Temporada)
Recuerdo que una vez, de niño, me perdí en el Parque de Atracciones. Era la primera vez en mi vida que me perdía, aunque no la última. Si dijese lo contrario no sería un náufrago: sería un farsante.
Moría el primer lustro de los 70, o nacía el segundo, no recuerdo bien, y yo había ido a pasar el sábado al Parque de Atracciones en compañía de los que yo pensaba eran mis seres más queridos: mis padres, y mis hermanos.
Por aquel entonces yo de mayor no quería ser futbolista, como la mayoría de los niños. Yo quería ser Luis Ocaña, y vestirme de amarillo, a pesar de que no hay campo sin grillo, ni hortera sin amarillo.
Años más tarde, decidí dejar de querer ser Luis Ocaña para pasar a querer ser José Luis Laguía que, gracias a Dios, nunca ganó ese hortera maillot de lunares rojos que se enfundaba el rey de la montaña en el Tour de Francia. Lo suyo era el rojo de la montaña de la Vuelta a España. Cinco veces lo ganó, el tío machote. Y sin ruedines a los lados. El puto amo.
A lo que íbamos, que se me va el santo al Angliru.
A pesar de que, como ya he dicho, a mi me iban más los pedales que el balón, aquel nefasto sábado de verano del setenta y pico me quedé embobado con la que es posible que sea la atracción mas simple que ha existido nunca en el Parque de Atracciones: el penalty. Una portería enana, un portero gigante de madera moviéndose de un lado a otro, y un balón. El balón de tamaño estándar.
Ahí es nada. Alta tecnología al servicio del divertimento humano.
Así que allí estaba yo, viendo como los autoproclamados ante sus novias reyes del balón fallaban penalti tras penalti, cuando me percaté de que algo no iba bien: mi padre; mi madre; mis hermanos; mis seres, en difinitiva, por momentos un poco menos queridos, no estaban junto a mí. Ni a dos metros. Ni a diez.
No estaban.
Solo estaba yo.
Sólo.
Perdido.
Hice lo que un hombrecito tiene que hacer en una situación como esa: llorar como un cabrón.
Y funcionó. Una amable trabajadora del Parque se hizo cargo de mí.
"Se ha perdido un niño de..." ¿cuántos años dices que tienes, niño?
Diez, mentí.
Es que yo, además de Luis Ocaña, por aquel entonces quería ser mayor.
Sin ánimo de ofender, ¿no estás tú un poco enano para tu edad? "Se ha perdido un niño de diez años de edad que responde al nombre de Luis...", Luis me has dicho, ¿verdad?.
Si, Luis. Luis Ocaña.
"... que responde al nombre de Luis Ocaña. Viste maillot amarillo y es, además, el rey de la montaña", dijeron por megafonía.
Bueno, es posible que la última parte no la dijese aquella amable trabajadora del Parque y fuese yo el que la imaginase. Pero eso es lo de menos.
Tres meses estuve perdido en el parque de Atracciones. Alimentándome de palomitas de maíz y granizado de coca-cola.
Tres jodidos meses. Esperando. Con dolor de barriga, e insomnio crónico.
[continuará]
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9 mensajes en la botella:
Espera... no me lo digas...
Hace unos meses estuve con mi hija en el parque, y vimos un hombre de barbas blancas y largas, junto a una bicicleta con ruedines...
No me digas que tras esos tres meses... no te encontraron...
No te preocupes buen amigo, iré este fin de semana al parque y...
Con dolor de barriga e insomnio, dice. Pues menuda dieta sana la tuya... Si te llegan a hacer un análisis de sangre, te retiran el título de rey de la montaña y del Parque de Atracciones.
20 minutos llevo mirando la web del parque de atracciones por tu culpa....
No era un hombre, Odiseo, era una bruja; y tampoco era una bicicleta, era un tren.
O me sancionan por dopaje, Irre.
Te quedan 70 minutos más para igualarme, Wen.
En serio: ¡Ja,ja,ja!
No me puedo creer que le llevaran al Parque de Atracciones y le abandonaran (?)
En serio: ¡Jo qué risa!
Deseando estoy que llegue la segunda temporada de “Lost”
¿Cómo le veremos…de adolescente, de mayor;de dueño del Parque?
Un saludo dominguero que hace un día precioso, pero no… no iré al Parque yo soy más del Zoo ¡hi,hi!
No me abandonaron, Anhónima, me perdieron... y luego no me buscaron.
Que no es lo mismo.
Ni ciclista ni ná. A lo relatado me remito: tú lo que querías es ser Náufrago, y a falta de palangana te perdiste en el parque de atracciones, que era lo que más a mano puede tener un mingurrias de diez años. Así que a otro con el cuento del maillot.
Si en la primera parte nacían nuevos lustros, no se buscaban a los niños que se perdian en los parques de atracciones y los náufragos en ciernes echaban embustes sobre su edad y profesión, no quiero perderme la segunda parte.
A esperar se ha dicho...
¡Yo no era un mingurrias!... Si acaso un mindundi... O, como mucho, un mindungui.
Estamos en negociaciones con la distribuidora, Trasto. Pero la cosa no pinta bien. Tal vez comencemos a emitir Lexter, que es una serie sobre un asesino que mata siempre sin querer, por accidente, y que es primo hermano de un asesino en serie llamado Dexter. Ya veremos.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
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