jueves, 12 de noviembre de 2015

Spam Connection

Lo encontraron flotando en un flujo de datos, enganchado a unos bits de paridad. Llevaba varios días muerto. Sin síntomas de violencia.


– Otro que no soportaba vivir bajo el yugo del desprecio, me temo.

– ¿Algún anexo en los bolsillos?

– No sé, tu compañero lo ha examinado antes de que yo llegase.

– ¿McAfee?

– No, el ruso.

– Gracias, Doc. Puede llevarlo a la papelera.


Algo olía a podrido en la red. Trece suicidios en menos de doce horas eran demasiados suicidios, incluso para un periodo de máxima actividad comercial como este.


– ¿Seguro que no tenía nada, Kaspersky?

– Nada. Solo texto y enlaces.

– ¿Y el asunto?

– Lo típico: no dejes pasar esta oferta, grandes descuentos…no recuerdo. ¿Qué hacemos, jefe?


Mi mujer me dejó por un spam, uno de esos de alargamiento de pene. Hace ya siete ciclos de eso.


– Cierra el caso.





2 mensajes en la botella:

Montse dijo...

Menudo retrato informático de la realidad!!!
Tenemos al susceptible que se viene abajo cuando no le reconocen los méritos, al distribuidor que distribuye mal, al supervisor que no supervisa, al pichacorta abandonado y resabiado, y al que cierra los casos mandandolos a la basura... por no hablar del lector que lee, y luego interpreta lo que le da la real gana.
Enfin...
Asi va el país!!!

Carlos Añejo dijo...

El peor es siempre el lector, Montse. Anda que no hay cosas más honradas que andar leyendo...