miércoles, 4 de noviembre de 2015

Sueños húmedos


¿A vosotros nunca os ha pasado que vuestro cerebro os engaña para que sigáis durmiendo?

A mí sí, constantemente.

A las seis de la mañana suena el despertador y, en el tiempo que tardas en alargar el brazo para apagarlo, tu cerebro crea un sueño en el que llaman de la empresa para decirte que una tortuga gigante del Serengeti, de 8 toneladas de peso y 6 metros de altura, se ha fracturado una pata justo a la entrada de la oficina, y es imposible acceder al recinto porque no hay ni dios que consiga quitar ese obstáculo de en medio. Así que hoy, no se trabaja.

Y entonces bendices al mundo animal, y sus fracturas, y apagas el despertador y sigues durmiendo.

Pero tú, que eres un tío desconfiado, a las seis y media de repente te despiertas, porque algo no cuadra, y te levantas, y te maldices porque te das cuenta que tu cerebro te ha engañado y tendrás que apresurarte si no quieres volver a llegar tarde al trabajo.

Enciendes la tele y, sorprendentemente, ves en la puerta de tu oficina, junto a una tortuga gigante de 8 toneladas de peso y 6 metros de altura, a ese reportero de corbatas ridículas que siempre da las noticias chorras, dando datos técnicos sobre la vida y obra de las tortugas gigantes del Serengeti. Y a Martínez, el de contabilidad, haciéndose un selfie con la tortuga. Y ves como a lo lejos se acerca, tocando la campana, un camión de bomberos, y detrás un volquete con un cargamento de escayola, y el reportero de corbatas ridículas informando que los bomberos, en colaboración con Escayolas Garrido e Hijos, y la Sociedad Protectora de Tortugas Gigantes del Serengeti, van a hacer la mezcla para escayolar la pata fracturada de la tortuga, que el pobre animal está sufriendo.

Y entonces tú, que eres un tío leído, te das cuenta de que los camiones de bomberos ya no llevan campana, que llevan una sirena, y que la campana que has oído era tu despertador, y te levantas, y te maldices porque tu cerebro, aunque sea menos leído, es más listo que tú, y te ha vuelto a engañar, y saltas de la cama, y vas corriendo a preparar café porque, aunque ya son las siete, sin un café en el cuerpo tú no sales de casa.

Y entonces, mientras estás echando el café en el filtro, asoma por la puerta de la cocina Jessica Alba, despeinada y en bikini, y te mira con esos ojos que nunca consigues recordar de qué color son, y le dices “Cariño, me he vuelto a quedar dormido”, y ella se aparta un mechón del pelo que le cubre la cara, te mira con ternura, y te dice mientras se le desliza sobre el brazo un tirante del bikini, “anda, tonto, vuelve a la cama, que hoy es domingo”.

“¿Domingo?”, repites nervioso, mientras miras la etiqueta del Primark que le asoma a Jessíca Alba por debajo del bikini, “¿domingo?”... y entonces apartas de un manotazo a Jessica Alba de tu camino y sales corriendo hacia el dormitorio, y por el pasillo piensas ¿acabo de apartar de un manotazo a Jessica Alba en bikini?, y llegas al dormitorio y ahí estás tú, en la cama, roncando como un cerdo..

Y te maldices porque tu cerebro está empezando a jugar sucio. Sacudes con fuerza el cuerpo en tu cama al grito de ¡despierta coño! y entonces te das cuenta de que no eres tú el que está roncando en la cama, que es Mark Knopfler que, con cara de money for nothing, intenta incorporarse para decirte lo absurdo que es perder el tiempo en tu mierda de trabajo. Pero al empezar a incorporarse la cinta elástica que lleva en el pelo se le engancha en el cabecero de la cama y, una vez que alcanza su elasticidad máxima, hace que su cabeza regrese violentamente hacia atrás, con tanta fuerza y mala fortuna que choca contra el cabecero y se parte en dos, pero no dramáticamente, con sangre, trozos de cerebro, y money for nothing por todas partes,… se parte en dos como un kínder sorpresa.

Y del interior del kinder sorpresa sale Raffaella Carrá, toda llena de lentejuelas, cantando y bailando como una posesa. Y, mientras una lágrima recorre tu mejilla, dices “Hola, Raffaella”, y mueves tu culo al ritmo de la música. Torpemente. Como bailas tú, estés despierto o dormido.

Tengo una amiga, tengo una amiga que su marido se queda mucho en casa

Y entonces, entre las trompetas y los trombones, oyes como un murmullo de agua corriendo. Y le dices a la Carrá que deje de cantar, y ella dale que te pego con que el pobrecito, está malito, no tiene fuerzas por eso no trabaja, y tú que te calles, coño, y ella que calla, y se queda quieta, sobre una pierna, con la otra en vertical junto a su cuerpo, con una rodilla pegada a la oreja. Y afinas el oído; y sí, es el murmullo de agua corriendo lo que oyes. Y entonces te das cuenta.

¿A vosotros nunca os ha pasado que os habéis quedado dormidos bajo la ducha?





2 mensajes en la botella:

Montse dijo...

Alguna vez me ha pasado algo parecido, Sr. Náufrago, pero ni mucho menos a ese ritmo!

Creo que debería escuchar otro tipo de música antes, o durante el sueño, asi no se despertaría con ése "cuore, batti il cuore, na na nana na na nana rumore, rumore..."

Una de Mocedades, por ejemplo... la de "eeeeres tuuuu como el aaagua de mi fueente, eeeres tuuuu (uuu uuu) l fuego deeee eee mi hogar"

Contenta de leerle de nuevo

Carlos Añejo dijo...

He probado a ponerme al Fary, Montse, pero ese día soñé que me daban siete cornadas.


Eso sí, salí de la plaza a hombros de un chimpancé.