¿Hacer cuartos o más partes?

Me gustan las palabras que empiezan por des, por el prefijo des-.

Bueno, no todas. Sobre todo me gustan aquellas en las que el des- denota negación o inversión del significado del simple, que es como define la RAE, en su primera acepción, al prefijo des-.

A mi la definición de la RAE no me gusta mucho, la verdad. Prefiero definir a des- como que denota ruptura o, en su defecto, falta de equilibrio. Y si nos ponemos en plan místico, de equilibrio cósmico.

Es más, siendo un poco escheriano diría que des- denota desequilibrio cósmico.

Por ejemplo, la tendencia del ser humano es la de ayunar por las noches, más que nada porque estamos durmiendo. Ese es su equilibrio cósmico. El desayuno rompería ese ayuno y, por consiguiente, ese equilibrio cósmico.

Un inciso: a mí lo que me gusta desayunar es un café con leche con un buen pedazo de pan recién hecho. Caliente. Tierno. Moja que te moja cae una barra fácil. Pero dejemos mis desayunos y volvamos al tema que nos ocupa.

Con la palabra desocupar surgen complicaciones. La tendencia de un retrete público en un concierto al aire libre, por ejemplo, es la de estar ocupado. Sobre todo si es el de féminas. Estar desocupado rompería ese equilibrio cósmico. Pero si el concierto es de estos tipo Woodstock, con gente vomitando, defecando, orinando, y metiéndose de todo en los baños durante 3 días seguidos, el equilibrio cósmico se invierte al segundo día y la tendencia es a que ese retrete público (y químico) esté desocupado, no vaya a ser que pillemos una infección por el culo. Que esté ocupado rompería ese equilibrio cósmico. Y posiblemente rompería también toda lógica sanitaria.

Aunque, sin lugar a dudas, el caso más complicado nos lo encontramos con la palabra descampado.

Hasta que al hombre le dio por urbanizar, que no fue hace mucho, tan sólo unos miles de años, el mundo era todo campo. Mirases por donde mirases no veías otra cosa que campo. Campo por aquí. Campo por allá. Venga campo por todas partes. Y entonces el hombre decidió romper el equilibro cósmico y descampar. Y allí donde había un campo apareció ... ¿una urbe?... 

Por lógica aquello que ya no es campo debería ser un descampado, pero no. Un descampado no es la negación o inversión de un campo. Eso es la urbe. Un descampado es un limbo... una tierra de nadie... ni campo, ni ciudad... ni esto, ni aquello... ni chicha, ni limoná.

Dejemos, pues, a la palabra descampado al margen y limitémosnos a decir que es un sitio donde aparcas el coche y cuando vuelves está lleno de polvo en verano, o barro en invierno.

Una apreciación: dejar el coche una noche entera en un descampado no es aconsejable. Yo lo dejé una noche en un descampado donde los amigos de lo ajeno campan a sus anchas y me pasé toda la noche desvelado, pensando en que al día siguiente iba a descubrir, cuando menos, destrozos en el mismo o, en el peor de los casos, un sitio desocupado allá donde antes mi coche cogía polvo o barro (no recuerdo si era invierno o verano).

Por cierto, tengo un amigo argentino al que le rompe las pelotas que los españoles utilicemos el término desvelar cuando nos referimos a descubrir o poner de manifiesto algo. Dice que el término correcto es develar, que desvelar es perder el sueño, término que también utilizamos aquí para esa acepción. Lo cierto es que develar es un galicismo de los llamados feos, tan utilizados en el castellano acriollado hablado en la America del siglo XIX, que viene del francés dévoiler, quitar el velo. Lo correcto, para nosotros los castellano-parlantes, sería decir revelar, que viene del latín revelare, quitar el velo.  Así que ni pa'ti, ni pa'mí... ni campo, ni ciudad... ni esto, ni aquello... ni chicha, ni limoná... Un descampado para cada uno y a cubrirnos de polvo y barro, pues del barro nacimos, y en polvo nos convertiremos. Amén.

Además teniendo ahí el término descuartizar para polemizar, porque perder el tiempo (y el sueño) con el término desvelar de los cojones.