martes, 26 de abril de 2011
Imprevisible
El ser humano es imprevisible.
Si, eso decía. Imprevisible.
Hoy estaba aburrido. Eran las ocho de la tarde, y ya había terminado de hacer todo lo que tenía que hacer, que no era mucho. Y estaba aburrido.
Y con un par de docenas de películas pendientes por ver, incluyendo El último starfighter y El trueno azul (llámadme nostálgico, llamadme friki, no lo negaré).
Con media docena de pilotos de series por tantear.
Con un cómodo y vertical sofá en el que dormitar, tal vez dormir, tal vez tener pesadillas (de helicópteros con piloto automático que tantean el poder de guerreros estelares, por ejemplo)
Con cientos de miles de millones de blogs y páginas webs esperando visita, con unas pastas y café en la mesa camilla.
Con una avergonzante cantidad de libros por casa esperando que los abra y comience su lectura (el último, todavía calentito, es un regalo de Dominga por el día del libro: Wendolin Kramer, de Laura Fernández, una egarense de tan sólo 30 años que dicen se perfila como el futuro de la novela humorística en este país, y que, además tiene un blog como el tuyo y como el mío, un blog del populacho. Lo que quiero decir, que a veces doy más vueltas que un perro persiguiendo su rabo, y que nadie se me ofenda por lo de populacho, es que lo tiene con el dominio blogspot, vaya).
Con todo eso, y mucho más, y lo único que se me ocurre hacer porque estoy aburrido es ponerme a planchar.
Sí señor. El ser humano es imprevisible.
Pero bueno, sólo una camisa, que tampoco estaba tan aburrido, ni soy tan imprevisible.
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13 mensajes en la botella:
Mucha gente encuentra liberación en la plancha, otros relajación; yo, en cambio, lo único que encuentro es dolor en el riñonar.
Y también ando aburrido...me voy a pasar por el blog de Laura.
Saludos muy cordiales a la par que sin interés turístico.
Muchas gracias por el link del blog, mola un montón.
Menuda vista tiene Dominga :)
Yo no plancho. Nunca. Eso se hace cuando vives con tus padres, cuando te independizas ya no, nadie te obliga! O al menos en mi caso.
¿Y hay que esperar un dia que no tenga nada que hacer para poder visitar el blog?
O se puede visitar porque te da la gana y de forma imprevisible...
Que puntazo, Dominga.
Mira que descubrir en los castizos madriles un libro del Municipium Flavium Egara... Mundi sudarium est.
Pues yo plancharé luego... la oreja... y las camisas...
La plancha y yo no nos hablamos: anda por casa, pero no sé muy bien en qué resquicio vive.
Voy a buscarla, a ver si puedo vendérsela a alguien.
Sí, sí... aquí a nadie le gusta la plancha pero ponle unas gambas encima y ya verás...
¡Hola!
Mi chiste preferido es el de “la plancha” Por quitarle hierro al asunto.
Me pregunto si “Wendolin Kramer” planchará.
Lo leo y vuelvo desde el futuro. Volando.
Cuéntelo, Anhónima, cuéntelo...
Espabile caballero
¡Anda, otra egarense!
:)
Deduzco, pues, que el libro está leíble, ¿no?
En mi casa sólo se planchan las camisas de mi Adri. Y yo intento que se las ponga lo mínimo posible.
Con permiso de Dominga, te mando un besito, Náufrago, que ya te echaba de menos.
Necesito café, Wen.
No pidas permiso para esas cosas, Irre.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
Te felicito por las pinceladas de ingenio que hacen que el trabajo se me haga más ameno, vamos que si te leo a ti, curro menos, y si el post es verídico macho...estas jodido y mayor (y entre tu y yo, también un poco tocado del ala, jejej, un abrazo JMDM
¡Pues menos samba y más trabajar!
Gracias por esta su primera visita, JoséMaría
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