martes, 4 de septiembre de 2007

Nostálgicos, ancianos, y otros enfermos.

Hoy he decido pasar de comer y dedicar la hora de la comida a dar un paseo. A callejear. Necesitaba pensar en mis cosas, y en la oficina tienen la mala costumbre de no permitirme pensar en mis cosas, tan sólo en las suyas.

Son unos egoistas.

A medio paseo he decidido ir a tomar una caña al bar que estaba junto a la sala de exposiciones donde ella me llevó para conocer mejor cómo era su trabajo, aunque fuese a traves de las obras de otros. De ese día me quedó el recuerdo de ella en un bar intentando explicarme el significado de todo lo que había visto, mientras yo tomaba unas cervezas ensimismado por la belleza de sus ojos miopes. Lo que significaban aquellas obras no me interesaba lo más mínimo. A mí me interesaba lo que significaba ella para mí.

Soy un egoista.

Al llegar al bar en cuestión me he encontrado con que ya no existe, ha desaparecido, y en su lugar han levantado una agencia de publicidad. Irremediablemente ha aumentado mi ya bastante crecida publifobia, y con ella una desagradable sensación de robo que ha hecho que estuviese a punto de apedrear los cristales de la agencia, como hacía Sabina con una sucursal del banco Hispanoamericano en aquel pueblo con mar.

Los nostálgicos somos así. Unos enfermos. Si nos quitan algo que nos trae buenos recuerdos pensamos que nos han quitado también los recuerdos. Que nos los han robado.

La nostalgia es lobo para el hombre.

Como los delitos, sean robos o asesinatos, me ponen nervioso y yo cuando estoy nervioso fumo (mentiría si dijese que cuando no lo estoy no fumo) he ido a un estanco y he comprado un paquete de Winston sin vitaminas. Lo de las vitaminas es porque el anciano que me precedía en la compra le ha pedido a la amable y hermosa dependienta que atendía detrás del mostrador un paquete de tabaco vitaminado. Su teoría era que si hay tabaco mentolado, ¿por qué no puede haberlo vitaminado?. Esta teoría se la ha expuesto a todavía amable y siempre hermosa dependienta mientras babeaba mirando el escote que la inexplicablemente amable y más que nunca hermosa dependienta había decidido esta mañana regalar a la humanidad.

Los ancianos son así, unos enfermos a los que las dependientas se la ponen dura, aunque sólo sea en su cabeza.

Mientras la amable y etcétera dependienta me atendía, ya sin la molestia del anciano, he estado a punto de contarle mi teoría sobre la erótica del mostrador, pero he decicido que quizás aquella hermosa dependienta dejaría de ser amable si le confesaba que los hombres imaginamos que las mujeres que trabajan detrás de un mostrador van desnudas de cintura para abajo. Aunque pensándolo friamente, si es que algo así se puede pensar friamente, tal vez yo sea el único hombre que piense eso.

Mucho me temo que seré un anciano enfermo al que las dependientas se la pondrán dura, aunque sólo sea en mi cabeza. Si no muero antes de inanición, claro.

Creo que voy a ir a comer algo.

Sí, será lo mejor.

15 mensajes en la botella:

wen- dijo...

Ains Naúfrago...
Tengo que decirte que me ha puesto un poco tristona tu entrada de hoy... me ha dado un mini bajóncillo...Incluso a pesar de lo que me he reido con lo de que las que trabajamos detrás de mostradores no llevamos ropa de cintura para abajo...no creo que seas el único que lo piensa,eh? hay gente que mira concienzudamente como dudando, yo lo noto :D Y lo de mirar el escote lo sufro yo en mis carnes cada día y la mayoría de veces tengo que reconocer que me pone un poco de los nervios. De todos modos hay maneras y maneras de mirar un escote :)
Siento tirarte por tierra el mito de la dependienta medio desnuda... pero yo por lo menos, voy vestidita enterita XD
Un besito muy cariñoso.. y a ver si un día nos echamos unos cigarritos y unas cañitas o nesteas en mi caso... yo tb fumo cuando me pongo nerviosa.

Anónimo dijo...

Que tenga usted buen provecho, o aprovéchelo usted bien, que mientras haya viejos y dependientas todo está en su sitio.

Evinchi dijo...

Cada día me gusta más este blog.

Por cierto, menos mal que no ha pasado por mi caja de carrefour, en aquellos años. Su imaginación es terrible. (llevaba falda yo, eh)

Anónimo dijo...

a ti te han sentado mal los cereales esta mañana no?????''
jjj

Bruja Averia dijo...

Que mala es la nostalgia, que termina por transformarse en melancolia. Hoy he ido a encenderme un cigarro rebuscando en el bolso encontré un mechero mordisqueado, él solía morderlos y ami me dsquiciaba, y derrepente me encontrado mirando al mechero como si fuera un tesoro.... en fin. Lo de las dependientas, nunca me lo había planteado, tel vez porque no me fijo en ellas, pero y si los dependientes tampoco llevan pantalones???

Belén dijo...

Cuando hay nostalgia, es que existio, asi al menos me pongo algo mas contenta...

Unos kikos???

Besossssss

Anónimo dijo...

Señor Náufrago.

La nostalgia es la más puñetera de las enfermedades.

Lo peor de la vejes es que tiene muchos ayeres y pocos mañanas.

Y si cuando usted sea un anciano y las dependientas se la pongan dura, yo, con el bastón en alto le haré la ola y le prestaré mi dentadura para que vaya a comer algo.

Besos

Anónimo dijo...

Recuerdo que cuando descubrí tu blog te comenté que tu estilo me recordaba a Millás, y a mí me encanta Millás... Pero debo retractarme. Tu estilo es único. Tu estilo es Naúfrago, y no se parece a nadie...
No sé como has podido hacerlo, pero has conseguido provocarme a la vez risa y morriña.
¿¡Te imaginas a las dependientas desnudas de cintura para abajo!? Bueno, a mí suele sucederme algo similar, que no igual... En mi trabajo hablo mucho por teléfono, mas de lo que me gustaría, y suelo imaginar que mi interlocutor, mientras habla conmigo (normalmente de temas relacionados con dinero) se hurga en la nariz, o se rasca el trasero, o se quita un zapato en busca de una molesta piedrecilla. Supongo que esto es culpa de mi difunto padre. Solía decir que cuando alguién me intimidase, voluntaria o involuntariamente, le imaginase cagando (perdón, no quería ponerme escatológica, pero no he tenido mas remedio). Decía que era la mejor manera de perderle el respeto o el miedo a alguién. Y como empecé a trabajar muy joven, y era muy tímida, y las conversaciones con desconocidos me intimidaban, pues...
... Y tras varios años, mucha experiencia, y algo menos de timidez, aún no he conseguido controlar a mi imaginación.

Kim dijo...

Desde luego cómo eres, cómo van a ir las dependientas desnudas de cintura para abajo!!!
Eso es como si los tíos fueran en moto en calzoncillos, por ejemplo.

Lena dijo...

Yo más que las dependientas, tenía el tema con los presentadores de telediarios. No era que fueran vestidos o desnudos de cintura para abajo, el tema está en que yo asumía que directamente no tenían piernas. Cuando una noche cenando con mis padres vi levantarse a uno de la mesa...creo que mi cara fue un poema. Aclaración: tenía 5 años.
Besos de regreso de vacaciones,
Lena.

Letra dijo...

Cómo hacés para transformar la melancolía en humor Carlitos???
Es admirable lo tuyo

Anónimo dijo...

Qué asco me dan los viejos verdes, ochheee!!!

Espero que no seas nunca de esos, Náufrago.

Carlos Añejo dijo...

Mientes, wen, sobre lo que hay detrás de tu mostrador. Y no te pongas triste, que espantas a los clientes. Bueno, no te pongas triste y punto. Otro besito pa'ti.

Vitruvia, yo más bien creo que mientras haya reponedores todo estará en su sitio. Los viejos y los dependientes son los que lo descolocan todo.

Mi imaginación es terrible, Evinchi, pero inofensiva. Y como me vuelvas a decir lo de que cada día te gusta más este blog tendré que cobrarte por entrar.

Yo no desayuno cereales, ensalada de chocolate, yo desayuno chocolate en ensalada. Gracias por esta que creo es tu primera visita.

Para un troglodita, bruja avería, un mechero si que es un tesoro. Para ti es un recuerdo, que unas veces valdrá su peso en oro, y otras en plomo.

Mejor unos kikones, Belén, con unas mahous fresquitas. Y a veces se tiene nostalgia de lo que nunca fue, ¿no?. Besos inflados.

Vale, trasto, me quedo con su dentadura. Pero pásemela sin utilizar las manos. Besos (¡corra, aprovéchelos para pasarme la dentadura!)

Patio, que me dijeses que te recordaba a Millás fue un halago, pero que me digas que tengo estilo propio ya es que te cagas en las bragas... bueno, tú no, yo... Bueno, es una frase hecha, yo no llevo bragas.

Los tíos que van en moto o escriben en calzoncillos, Clandestino, son unos degenerados. Vaya, parece que esto se está convirtiendo por momentos en la sección de ropa interior. Un abrazo.

Lena, es verdad. Seguro que Lorenzo Milá presenta el telediario vestido de coronel tapioca de cintura para abajo. Besos.

Letra, es fácil cuando te ries por no llorar. Besos.

Menta... lo seré. Y me pasaré las horas muertas viendo obras... y me quedaré dormido en el cine... y guardaré mi dentadura en un vaso por las noches. Y oye... a lo mejor eso es la felicidad.

Gracias a todos por vuestros comentarios menos a ensalada-de-chocolate que ya se las he dado antes... bueno, venga, vale, doble sesión de gratitud para ella.

Anónimo dijo...

De verdad los hombres pensais eso de las chicas que hay tras un mostrador?? Que cosas más extrañas pensais los hombres. Sois como marcianos. Nadie te roba los recuerdos, lo que ocurre es que se van de paseo y a veces se pierden. Y luego no veas lo que se tarda en encontrarlos. Besos

Anónimo dijo...

Cito tus palabras:
"Los nostálgicos somos así. Unos enfermos. Si nos quitan algo que nos trae buenos recuerdos pensamos que nos han quitado también los recuerdos. Que nos los han robado."
Pues eso...que al final me ha tenido que salir la vena sensiblera...menos mal que he podido utilizar tus palabras.
Besos nostálgicos

PD: te juro que no quería hacerlo, te juro que no quería dejar un comentario nostálgico, pero...me cago en la leche, se me ha escapado...Casi que creo que voy a ir cenar algo ( y vuelvo a esconderme tras tus palabras, sólo me he permitido cambiar una... cena por comida)