jueves, 7 de febrero de 2008

Stephen Wiltshire en Madrid


Cada entrada que escribo me pregunto si tiene sentido que el nombre de este blog sea Diario de un náufrago en una palangana. Si esto realmente fuese un diario escribiría cosas como que hoy me he levantado tarde y cansado, y con más sueño que un tío sin párpados. Me he tomado un café y me he duchado. Pero no lo he hecho a la vez. Primero el café, y luego la ducha. Llamadme raro si queréis, pero es que no me gusta el café aguado. No me he afeitado. No me apetecía. Me he planchado una camisa, porque la única que tenía planchada era la que me puse ayer, y no era plan repetir camisa en el trabajo. Más que nada porque ya estaba repitiendo con lo de llegar tarde.

Cuando he llegado al trabajo me he sentado y me he puesto a trabajar. Dicho así parece una gilipollez, pero no lo es. Hay gente que llega al trabajo, se sienta, y no trabaja.

El trabajo ha sido como siempre: trabajo. Una sucesión de minutos, uno tras otros, a la espera de un descanso, bien sea para desayunar, para comer, o para salir a cenar, que es lo que hace mucha gente cuando sale del trabajo por la tarde: ir a cenar a casa, para volver corriendo al trabajo por la mañana.

En la hora de la comida me he ido al palacio de los deportes, a ver como llevaba el cuadro Stephen Wiltshire. Ayer, que también me pasé, lo tenía casi acabado; y hoy, lo tenía casi terminado.

Stephen Wiltshire es un artista británico al que llaman la cámara humana, o la fotocopiadora humana, porque dibuja, con plumilla, de memoria. La verdad, llamar fotocopiadora humana a una persona me parece de mal gusto. Pero bueno, parece ser que la imaginación ya no está en el poder. Ha sido derrocada por las prisas, me temo. O por cosas aún peores.

Stephen Wiltshire es autista, y tiene el Síndrome de Savant, lo que hace que tenga una memoria prodigiosa.

La British Telecom lo ha traído a Madrid, le ha dado una vuelta en helicóptero sobre la ciudad, según parece de media hora, y él se ha puesto a dibujarla de memoria.

Se ha tirado cuatro o cinco días dibujando la ciudad sobre un lienzo más ancho que alto (como una manta que yo tenía) y, aunque el Retiro, que según parece fue por donde comenzó el cuadro, no lo ha captado bien (parece una mezcla entre el Retiro y la Casa de Campo) el resultado es impresionante.

He vuelto al trabajo pensando que Stephen Wilshire tiene cara de buena persona, y que un poco de su memoria no me vendría mal para recordar que esto es un diario, y que tengo que escribir que hoy me he levantado tarde y cansado, y con más sueño que un tío sin párpados. Me he tomado un café y me he duchado. Pero no lo he hecho a la vez. Primero el café, y luego la ducha. Llamadme raro si queréis, pero es que no me gusta el café aguado. No me he afeitado. No me apetecía. Me he planchado una camisa, porque la única que tenía planchada era la que me puse ayer, y no era plan repetir camisa en el trabajo. Más que nada porque ya estaba repitiendo con lo de llegar tarde.

Cuando he llegado al trabajo me he sentado y me he puesto a trabajar. Dicho así parece una gilipollez, pero no lo es. Hay gente que llega al trabajo, se sienta, y no trabaja.

El trabajo ha sido como siempre: trabajo. Una sucesión de minutos, uno tras otros, a la espera de un descanso, bien sea para desayunar, para comer, o para salir a cenar, que es lo que hace mucha gente cuando sale del trabajo por la tarde: ir a cenar a casa, para volver corriendo al trabajo por la mañana.

En la hora de la comida me he ido al palacio de los deportes, a ver como llevaba el cuadro Stephen Wiltshire. Ayer, que también me pasé, lo tenía casi acabado; y hoy, lo tenía casi terminado.

Stephen Wiltshire es un artista británico al que llaman la cámara humana, o la fotocopiadora humana, porque dibuja, con plumilla, de memoria. La verdad, llamar fotocopiadora humana a una persona me parece de mal gusto. Pero bueno, parece ser que la imaginación ya no está en el poder. Ha sido derrocada por las prisas, me temo. O por cosas aún peores.

Stephen Wiltshire es autista, y tiene el Síndrome de Savant, lo que hace que tenga una memoria prodigiosa.

La British Telecom lo ha traído a Madrid, le ha dado una vuelta en helicóptero sobre la ciudad, según parece de media hora, y él se ha puesto a dibujarla de memoria.

Se ha tirado cuatro o cinco días dibujando la ciudad sobre un lienzo más ancho que alto (como una manta que yo tenía) y, aunque el Retiro, que según parece fue por donde comenzó el cuadro, no lo ha captado bien (parece una mezcla entre el Retiro y la Casa de Campo) el resultado es impresionante.

He vuelto al trabajo pensando que Stephen Wiltshire tiene cara de buena persona, y que un poco de su memoria no me vendría mal para recordar que esto es un diario, y que tengo que escribir que hoy me he levantado tarde y cansado, y con más sueño que un tío sin párpados. Me he tomado un café y me he duchado. Pero no lo he hecho a la vez. Primero el café, y luego la ducha. Llamadme raro si queréis, pero es que no me gusta el café aguado. No me he afeitado. No me apetecía. Me he planchado una camisa, porque la única que tenía planchada era la que me puse ayer, y no era plan repetir camisa en el trabajo. Más que nada porque ya estaba repitiendo con lo de llegar tarde.

Cuando he llegado al trabajo me he sentado y me he puesto a trabajar. Dicho así parece una gilipollez, pero no lo es. Hay gente que llega al trabajo, se sienta, y no trabaja.

El trabajo ha sido como siempre: trabajo. Una sucesión de minutos, uno tras otros, a la espera de un descanso, bien sea para desayunar, para comer, o para salir a cenar, que es lo que hace mucha gente cuando sale del trabajo por la tarde: ir a cenar a casa, para volver corriendo al trabajo por la mañana.

En la hora de la comida me he ido al palacio de los deportes, a ver como llevaba el cuadro Stephen Wiltshire. Ayer, que también me pasé, lo tenía casi acabado; y hoy, lo tenía casi terminado.

Stephen Wiltshire es un artista británico al que llaman la cámara humana, o la fotocopiadora humana, porque dibuja, con plumilla, de memoria. La verdad, llamar fotocopiadora humana a una persona me parece de mal gusto. Pero bueno, parece ser que la imaginación ya no está en el poder. Ha sido derrocada por las prisas, me temo. O por cosas aún peores.

Stephen Wiltshire es autista, y tiene el Síndrome de Savant, lo que hace que tenga una memoria prodigiosa.

La British Telecom lo ha traído a Madrid, le ha dado una vuelta en helicóptero sobre la ciudad, según parece de media hora, y él se ha puesto a dibujarla de memoria.

Se ha tirado cuatro o cinco días dibujando la ciudad sobre un lienzo más ancho que alto (como una manta que yo tenía) y, aunque el Retiro, que según parece fue por donde comenzó el cuadro, no lo ha captado bien (parece una mezcla entre el Retiro y la Casa de Campo) el resultado es impresionante.

He vuelto al trabajo pensando que Stephen Wiltshire tiene cara de buena persona, y que un poco de su memoria no me vendría mal para recordar que esto es un diario, y que tengo que escribir que hoy me he levantado tarde y cansado, y con más sueño que un tío sin párpados. Me he tomado un café y me he duchado. Pero no lo he hecho a la vez. Primero el café, y luego la ducha. Llamadme raro si queréis, pero es que no me gusta el café aguado. No me he afeitado. No me apetecía. Me he planchado una camisa, porque la única que tenía planchada era la que me puse ayer, y no era plan repetir camisa en el trabajo. Más que nada porque ya estaba repitiendo con lo de llegar tarde.

Cuando he llegado al trabajo me he sentado y me he puesto a trabajar. Dicho así parece una gilipollez, pero no lo es. Hay gente que llega al trabajo, se sienta, y no trabaja.

El trabajo ha sido como siempre: trabajo. Una sucesión de minutos, uno tras otros, a la espera de un descanso, bien sea para desayunar, para comer, o para salir a cenar, que es lo que hace mucha gente cuando sale del trabajo por la tarde: ir a cenar a casa, para volver corriendo al trabajo por la mañana.

En la hora de la comida me he ido al palacio de los deportes, a ver como llevaba el cuadro Stephen Wiltshire. Ayer, que también me pasé, lo tenía casi acabado; y hoy, lo tenía casi terminado.

Stephen Wiltshire es un artista británico al que llaman la cámara humana, o la fotocopiadora humana, porque dibuja, con plumilla, de memoria. La verdad, llamar fotocopiadora humana a una persona me parece de mal gusto. Pero bueno, parece ser que la imaginación ya no está en el poder. Ha sido derrocada por las prisas, me temo. O por cosas aún peores.

Stephen Wiltshire es autista, y tiene el Síndrome de Savant, lo que hace que tenga una memoria prodigiosa.

La British Telecom lo ha traído a Madrid, le ha dado una vuelta en helicóptero sobre la ciudad, según parece de media hora, y él se ha puesto a dibujarla de memoria.

Se ha tirado cuatro o cinco días dibujando la ciudad sobre un lienzo más ancho que alto (como una manta que yo tenía) y, aunque el Retiro, que según parece fue por donde comenzó el cuadro, no lo ha captado bien (parece una mezcla entre el Retiro y la Casa de Campo) el resultado es impresionante.

He vuelto al trabajo pensando que Stephen Wiltshire tiene cara de buena persona, y que un poco de su memoria no me vendría mal para recordar que esto es un diario, y que tengo que escribir que hoy me he levantado tarde y cansado, y con más sueño que un tío sin párpados. No me he tomado el café porque ya sería el quinto y claro, luego no duermo y no descanso y me levanto con más sueño que un tío sin párpados. Y me he duchado. No me he afeitado. No me apetecía. Me he planchado una camisa, porque la única que tenía planchada era la que me puse ayer, y no era plan repetir camisa en el trabajo. Más que nada porque ya estaba repitiendo con lo de llegar tarde.

Cuando he llegado al trabajo me he sentado y me he puesto a trabajar. Dicho así parece una gilipollez, pero no lo es. Hay gente que llega al trabajo, se sienta, y no trabaja.

El trabajo ha sido como siempre: trabajo. Una sucesión de minutos, uno tras otros, a la espera de un descanso, bien sea para desayunar, para comer, o para salir a cenar, que es lo que hace mucha gente cuando sale del trabajo por la tarde: ir a cenar a casa, para volver corriendo al trabajo por la mañana.

En la hora de la comida me he ido al palacio de los deportes, a ver como llevaba el cuadro Stephen Wiltshire. Ayer, que también me pasé, lo tenía casi acabado; y hoy, lo tenía casi terminado.

Stephen Wiltshire es un artista británico al que llaman la cámara humana, o la fotocopiadora humana, porque dibuja, con plumilla, de memoria. La verdad, llamar fotocopiadora humana a una persona me parece de mal gusto. Pero bueno, parece ser que la imaginación ya no está en el poder. Ha sido derrocada por las prisas, me temo. O por cosas aún peores.

Stephen Wiltshire es autista, y tiene el Síndrome de Savant, lo que hace que tenga una memoria prodigiosa.

La British Telecom lo ha traído a Madrid, le ha dado una vuelta en helicóptero sobre la ciudad, según parece de media hora, y él se ha puesto a dibujarla de memoria.

Se ha tirado cuatro o cinco días dibujando la ciudad sobre un lienzo más ancho que alto (como una manta que yo tenía) y, aunque el Retiro, que según parece fue por donde comenzó el cuadro, no lo ha captado bien (parece una mezcla entre el Retiro y la Casa de Campo) el resultado es impresionante.

He vuelto al trabajo pensando que Stephen Wiltshire tiene cara de buena persona, y que un poco de su memoria no me vendría mal para recordar que esto es un diario, y que tengo que escribir...

19 mensajes en la botella:

Anónimo dijo...

jajajaja

Buenas noches náufrago, que mañana seré yo la que no tenga parpados, la que llegue tarde y la que tiene que hacer mi diario.
Me gusta tu diario palangana.
Gracias por robarme la ultima sonrisa del día :-)

Belén dijo...

Tu has visto atrapado en el tiempo? pus eso jajajajjajajajaja

besossssssss

Irreverens dijo...

Impresionante lo de Stephen, la verdad.
:-O

Y a ti, ¿qué te pasa? ¿Que tu pscioterapeuta te ha mandado escribir cien veces:
Cada entrada que escribo me pregunto si tiene sentido que el nombre de este blog sea Diario de un náufrago en una palangana. Si esto...?

XDDD

tootels dijo...

apego al día de la marmota.... la pescailla que se muerde la cola... el chorizo de mi pueblo( que también repite)... y el rollo de Raúl ( que también se repite)..
p.d._ copy and paste??!!

Usted descanse hijo...

wen- dijo...

No hay muchas cosas que no me gusten de vivir en un pueblo, pero esta es una de ellas, el poder aprovechar un momenteo para ir a ver por ejemplo a Steve ( es que somos coleguillas. mentira)
Vi un vídeo del tipo en cuestión el otro día en el periódico y me impactó la verdad, aunque no es un "don" poco frecuente.
Ah, pareces el increíble hombre bucle.
Cómo , que no conoces al hombre bucle?
mira, mira:

http://www.youtube.com/watch?v=1sbf5znBhuA

Mariano Zurdo dijo...

Náufrago, cada vez que naufragas encuentras una isla, y nosotros cada vez que te leemos encontramos un oasis.
Vale, me ha quedado cursi, lo reconozco, pero no lo retiro.

Mentalizada dijo...

Yo también soy de esas que va al trabajo y no trabaja...
Yo también soy de esas que va al trabajo y no trabaja...
Yo también soy de esas que va al trabajo y no trabaja...
Yo también soy de esas que va al trabajo y no trabaja...
Yo también soy de esas que va al trabajo y no trabaja...
Yo también soy de esas que va al trabajo y no trabaja....

estilografic.blog dijo...

¿Te has dado cuenta de que has repetido un párrafo?

Anónimo dijo...

Pues yo debo ser tonta, porque te juro que me lo he leído todo, todito, las cinco veces, sin saltarme ni un punto ni una coma, hasta los puntos suspensivos, esperando encontrar alguna diferencia, como en los pasatiempos del periódico...
Hala, me vuelvo a mi patio, a descansar un poco la memoria...

wen- dijo...

El patio de mi casa , XD yo tb he buscado la diferencia, vamos, que tb lo he leído las 5 veces... aunque no con todos los puntos y las comas y el último párrafo le he mandao a tomar por culo unas cuantas veces XD

Anónimo dijo...

Que extraña capacidad la de Stephen. Sus ojos son capaces de captar y reproducir toda una ciudad desde el aire.
Y sin embargo no le importan tres pepinos ninguno de los habitantes de las ciudades que dibuja...

A veces me gustaría tener más memoria. Pero creo que no la tengo porque casi todo me importa, hasta los pepinos...

Pepinos

PD: Menos mal que el quinto café no te lo tomaste... Cinco cafés, cinco duchas, planchar cinco camisas del tirón y llegar tarde cinco veces en un mismo día me parece excesivo hasta para un náufrago.

Anónimo dijo...

Me hallo impresionada, Náufrago, pero no por Stephen Wiltshire precisamente.
Por cierto, de post repetido nada de nada, he visto, al menos, cinco fotos diferentes de Wiltshire.

Anónimo dijo...

He tenido la extraña sensación del día de la marmota...anda! me voy a mirar al espejo, no vaya a ser que ya me haya convertido en Bill Murray y tenga que ducharme con agua helada.
Interesante capacidad la de Stephen.Me gustaría tener parte de esa memoria,así se acabarían las discusiones con mi tío sobre cuántos carriles hay en la Meridiana.
Un sauldillo.
Bill

joaninha dijo...

nonononononooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo, no me digas que ha estado aquíiiiiiiiiiiiiii, me moriría por verloooooo, no he podido ni terminar de leerte, hasta cuándo está aquí, ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy nonoonooooooooooooooooooooo

joaninha dijo...

nonononononooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo, no me digas que ha estado aquíiiiiiiiiiiiiii, me moriría por verloooooo, no he podido ni terminar de leerte, hasta cuándo está aquí, ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy nonoonooooooooooooooooooooo

Kim dijo...

Bravo tío, bravo.

Carlos Añejo dijo...

Gracias a ti, 12lunas... por cierto, ¿son menguantes, crecientes, llenas, o nuevas?.

Belén, claro que la he visto. Es un clásico. Besos.

Irre, cuando menos curioso, ¿verdad?.

Tootesl, no, no he hecho copy-paste, lo he tecleado todo, soy asi de raro... que cosas tienes.

Wen, ya había visto el vídeo. Es genial. Gracias.

Te cambio el oasis por la isla. Gracias (por anticipado).

Mentalizada, pero no lo digas... coño.

Estilografic, ¿podrías hacer esa afirmación ante un juez?.

Patio, dices esperando encontrar lo que implica que no la has encontrado... ¿seguro que te lo has leido todo?.

Wen, veo que sí, que te lo has leido todo.

Trasto si se lo ha leído seguro. Pepinillos pa'la trasto.

Vitruvia, es que cinco seguidos impresiona, la verdad.

Hope, lo malo es que la memoria va con la enfermedad.

Joaninha, me temo que ya no está. La próxima vez que venga te aviso.

Que importante son las comas, Clandes. Si llegas a poner "bravo, tío bravo" como hubiese cambiado el sentido.

Gracias a todos por vuestros comentarios, y a los que se han leído el post de p a t doble agradecimiento.

Anónimo dijo...

¿Cuánto paga British Telecom a Stephen?

Tengo un amigo autista. Cuando le duele una muela no es capaz de decir lo que pasa, ni dónde: ha de ir de vez en cuando al dentista, que le anestesia toda la boca y le da un repaso sin saber dónde le duele. Habla poco, pero canta el tío el himno del Atleti como los ángeles.

Buen post, por todos los demonios.

Carlos Añejo dijo...

Coño, centollo, que alegría verte por aquí.

Creo que no le paga nada, supongo que correrá con todos los gastos. A cambio la BT se queda con el original durante 5 años, y con el derecho de hacer 5000 copias del cuadro que repartirá entre sus clientes.

Su hermana trabaja en la BT.