Pero a medida que pasaba el invierno la duda iba creciendo en mi interior: ¿era realmente un paraguas?
Si no lo llevaba conmigo podía llover o no, dependiendo si tocaba llover en ese momento, pero si lo llevaba nunca llovía. Y había momentos en los que yo estaba seguro de que en ese intervalo de tiempo en el que yo me encontraba en la parada del bus, o caminando de camino al trabajo, o simplemente paseando en compañía de mis pensamientos tocaba llover. Pero no llovía.
Me despertaba por las mañanas, todavía de noche, y fuera llovía. Me duchaba y seguía lloviendo. Me refiero afuera, en la calle, no en la ducha. Me tomaba el café ya vestido, afeitado, resignado, y seguía lloviendo fuera. Llovía porque tenía que llover, porque tocaba. Pero en el momento en el que salía de casa, con mi paraguas en la mano, dejaba de llover.
Pero, aún así, yo seguía pensando que estaba siendo objeto de una broma de la casualidad.
Hasta que llegó la primavera. Y con ella la época de lluvias. Entonces mis sospechas comenzaron a convertirse en convicciones. Viajaba en el metro y fuera llovía. Hacía la compra y fuera llovía. Subía al autobús y comenzaba a llover en la calle. Desde mi mesa de trabajo veía como las gotas de lluvia golpeaban la ventana. Llovía siempre que me encontraba bajo techo, pero nunca cuando yo estaba en la calle con mi paraguas en la mano.
Estos días en los que la lluvia se ha convertido en diluvio universal. Estos días en los que hemos visto como los túneles de las carreteras se inundan, como las estaciones de metro se deshacen por la fuerza del agua, como los patios de vecinos se convierten en piscinas. Estos días en los que, en definitiva, la ciudad se ha convertido en charco, yo sigo sin mojarme cuando camino por las calles con mi paraguas cerrado en la mano.
Tengo que reconocer que, y no estoy exagerando, casi seis meses después de que me regalasen el supuesto paraguas, con la que ha caído y la que está cayendo, que todavía no lo haya estrenado acojona.
Así que he decidido deshacerme de él y ponerlo en venta. Porque no me importa mojarme. Porque necesito el dinero. Porque no es de este mundo. Porque no lo quiero cerca de mí.
Ideal para bodas, bautizos y comuniones.
El complemento perfecto para su permanente.
Interesados mandar S.O.S. en una botella.
14 mensajes en la botella:
Pues con semejante propaganda las que seguro segurito que te lo compran, son las monjas clarisas (¡si hombre, las de los huevos!).
Yo no, Náufrago... que a mi también me dá mal fario ese supuesto paraguas.
Besos "singin in de rain"
Jajajajajajajajaja. A mi me daría un poco de yuyu tb la verdad...
El paraguas nos lo podíamos ir turnando, según necesidades. Viajes, entrevistas de trabajo...etc.
Vamos, se me ocurre, no?
Tienes un don para hacer reir :)
Yo la verdad es que odio los paraguas. No puedo con ellos, así que aunque llueva tanto no los llevo.
Hoy en la parada, una señora me ha ofrecido su paraguas, qué maja, no?
Así que lo siento, no puedo comprártelo... :)
Pues yo voy a denunciar a Pedro Guerra. Su canción "La lluvia nunca vuelve hacia arriba" (que por cierto me encanta) es una farsa. Ayer yo llevaba paraguas y me empecé a calar por los tobillos.
Con el dinero que gane de la denuncia te compro el paraguas. O no.
A mí también me pasa eso siempre, lo peor es que como suelo llevar más cosas en las manos acabo colgándome el paraguas hasta en el cuello y duele.
Es una conspiracion de los paraguas. Yo tengo uno nuevo monísimo que solo he usado una vez. En cambio cuando saco el viejo, cuyo mango llevo incluso atado con una cinta de embalar, llueve a cantaros. En fin, misterios sin resolver...
Por cierto, que en respuesta a lo que has comentado en mi blog solo quiero decirte una cosa: cuidado con las minipimer. A esas malditas las carga el diablo :S
Besos
¡Menudo amuleto te regalaron! Pero ha llovido (y llueve) en Madrid. Aguaceros que ni los paraguas detienen.
Me ha encantado tu blog. Saludos.
¿un PARADOR de Aguas?...un para ( de parar, digo)-aguas??...hay trato!!, te lo cambio por unos lupos abatibles( casi, casi, en perfecto estado, y... bueno, uno de los cristales se abate constatemente...pero si eso, ya te lo cuento otro día).
Besos
Está claro, yo necesito ese paraguas. No sé como lo hago pero siempre que salgo de casa (con o sin paraguas) llueve. De todas formas, antes que un paraguas anti-lluvias necesito un "algo" anti-cortes de luz porque vaya semanita llevamos...aunque quién sabe, igual si no llueve no truena-relampaguea y entonces no se corta la luz...
Yo es que lo de los paraguas lo llevo fatal. Que no me gustan, vamos. Así que frecuentemente me toca mojarme, pero no te lo compro, lo siento.
Un post muy ocurrente.
Un saludo.
La cosa no pinta bien. De momento sólo parece haberse interesado alizia(por cierto, alizia...¿Hard Candy?... ¿te has basado en la película?) y no hay producto que no se venda bien sin al menos dos compradores pegándose por él.
¡Venga, que me lo quitan de las manos!.
Qué pides por él?
Yo después de la que me cayó ayer encima pago lo que sea Naúfrago.
Lo entregas con cuerdecita para llevar en la mano o al cuello?
Que tamaño tiene?
Bien, bien, bien... esto se anima. Ya tenemos otra posible compradora, y esta cliente está desesperada.
¡Más barato que en El Corte Inglés!
No, no tiene cuerdecita... tenía pero la utilicé para afianzar mi balsa.
¡Qué me lo quitan de las manos!
Tamaño estándar, aunque es posible que encoja con el agua... pero lo más probable es que eso nunca lo sepamos.
¡Vamos, no se lo piensen, facilidades de pago!.
Acepto Visa, Mastercard, Ticket Restaurant y Abono Transporte.
Y aceptas tostadoras auto-combustibles?
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